Parte uno: Capítulo Vll: Muy cerca

1280 Words
La noche envolvía la ciudad mientras Ansgar y Hans se dirigían hacia la sede de Los Paladines del Norte. El interior del lujoso automóvil resonaba con risas y complicidad, los chillidos del chico en ocasiones espantaban al chofer, ya que eran repentinos. Hans, a pesar de su risa y jugueteo, no podía evitar sentir un terror creciente ante la perspectiva de adentrarse en el mundo donde los papiros negros rebasaban las mesas y los secretos, ni siquiera podría imaginárselos, pero algo es seguro para él: De que hay muertos, hay. Al llegar a la imponente sede, Ansgar toma la mano de Hans antes de salir del auto y con una suave mirada le da la seguridad que había empezado a perder en cuanto el auto se detuvo. —Hans, por ningún motivo te alejes de mí. —acaricia la mano del mismo y finalmente salen del auto. Por pasillos iluminados por tenues luces, dejando atrás la opulencia de las oficinas corporativas Rockefellers, para sumergirse en la penumbra de un pasadizo apenas iluminado, aquello parecía más la cueva de vampiros que te personas normales, “Así es como viven los mafiosos, ¿o son demasiado dramáticos para una reunión?”. Finalmente, se detiene frente a una puerta sin marcar y de color verde oscuro. Al abrirla se encuentran con la sala estaba iluminada solo por velas dispersas, proyectando sombras danzantes en las paredes de aquellos que solo miran sus teléfonos. Alrededor de una mesa rectangular se encontraban sentados varios individuos vestidos con elegancia, cuyos rostros no revelaban más que una mezcla de autoridad y misterio, “Qué arrogantes, nada nuevo”, piensa recordando las primeras imágenes del de ojos violetas, meses atrás. La figura más imponente, un hombre de cabello plateado y ojos penetrantes, se puso de pie al ver entrar a Ansgar y Hans. —Ansgar Rockefeller, ¿a quién nos traes esta noche? —pregunta con una voz profunda que resuena en la sala, con una sonrisa socarrona se atraganta al ver la chispa de furia en los ojos del de ojos violetas, “Nunca me había mirado así”, piensa extrañado y alarmado, rápidamente toma los ojos del joven con mejillas las cuales le gustaría ver llena de otra cosa. —Permítame, joven… —dice levantándose con suavidad sin dejar de mirar al de ojos cafés. —Mis disculpas por la interrupción, Lord Ragnar. Les presento a Hans, mi… —Ansgar vaciló un momento, eligiendo cuidadosamente sus palabras —...mi compañero. —suspira con suavidad al sentir el suave respingo del Hans. —De hecho, además de eso, soy uno de sus principales secretarios, me estoy formando como experto en finanzas, soy organizador de eventos empresariales, estudiante universitario y… —suelta la manos de Ansgar y coloca sus brazos hacia atrás con suavidad mientras mira con firmeza al hombre de cabellos plateados. —Vaya… —ríe con suavidad y asiente burlón. —Qué niño tan arrogante. —¿Más que usted?, no creo. Además de ser un perfecto imbécil, viejo y rabo verde, claro, seguramente que yo soy arrogante. —suspira para mantener el control, mientras ojos se abren sorprendidos a su alrededor. —Prefiero eso a tener ese cabello con el gel tan asqueroso que te cargas, ¿te lo lavas al menos o piensas que se te ve muy cool? —pica sus ojos de manera pasivo agresiva y sonríe con suavidad. —Yo… —Sin saber qué responder, toma de su vida y aleja la mirada del chico, carraspea su garganta y se cruza de piernas con suavidad. —Adelante, señor Hans. —Gracias, me gusta el puesto donde estás. —se acerca con suavidad al hombre y espera a que este se pare del mismo. —Muchas gracias. —Con elegancia y una sensualidad inconsciente, pero sutil, se sienta en la silla y capta la atención de todos, incluidos los guardaespaldas, algunos que tocan sus cuellos calientes y otros sonríen por lo bajo, fascinados por la osadía del chico nuevo. La sala se ahoga en un silencio momentáneo, roto solo por el chisporroteo de las velas, todos reaccionan y se miran entre ellos. Ansgar se esfuerza por mantener la compostura, aunque siente que una bestia hambrienta está por salir para comerse dulcemente y deseos lujuriosos y profundo al chico de ojos gatunos y atrevido, la mirada intensa de cada uno de los presentes se posa sobre el magnate multimillonario, devolviéndole el alma al cuerpo. —Interesante introducción, señor Hans. —Lord Ragnar habló con una mezcla de respeto y diversión. —Pareces tener un talento único para romper el hielo. —Y usted para arruinar cualquier velada. Por favor, no se haga el importante, a diferencia de usted, no le caigo mal a nadie. —Todos los presentes ríen y de alguna manera embelesado observan al chico. —No me moleste solo por ser alguien nuevo. Es decir, soy el… —mira al de ojos violetas. —Soy el compañero del señor Ansgar, les aseguro que tengo capacidades intelectuales superiores a ustedes y más cuando se trata de manejar dinero que ustedes solo despilfarran de manera irresponsable. —Cruzándose de brazos, observa finalmente a los presentes. —Quizás no sé manejar armas como ustedes, pero les aseguro que mis capacidades mentales son tan letales como una. —Interesante. Supongo que ya sabe sobre Le Firenzes. —dice un hombre barba pelirroja y ojos grisáceos. —Sí, un poco, pero podría ampliarme un poco más si no le molesta. —dice con suavidad. —Señor Ansgar, primero le comentaremos a su compañero y luego seguiremos con la facturación del mes pasado, pero creo que es tema de todos hablar de Le Firenzes. —Todos asienten dejando liberar el estrés, ya que el tema en sí los tiene bastante tensionados. Hans se acomodó en su silla con una expresión calmada, sin perder la oportunidad de lanzar una mirada retadora a aquellos que lo rodeaban. Ansgar, observando con atención, notó la chispa de determinación en los ojos de Hans, como si estuviera listo para desafiar cualquier cosa que se interpusiera en su camino, —Considero que la reunión ha tomado un giro interesante. —Ansgar se dirige a Lord Ragnar, tratando de desviar la atención hacia el chico de ojos gatunos. —Adelante, yo… esperaré… Lord Ragnar asiente con una sonrisa, reconociendo la astucia de Ansgar para manejar la situación. Sin embargo, la presencia desafiante de Hans no pasaba desapercibida, y varios miembros de Los Paladines del Norte intercambiaban miradas y susurros llenos de interés, evaluando al joven que había irrumpido en su mundo. —Hans, esto es sobre dinero, lamento si tuteo con usted tan rápido, pero ser formal también cansa. —señala una voz femenina desde el otro extremo de la mesa, perteneciente a una mujer de mirada aguda y vestimenta impecable, aquella sonríe con suavidad mientras observa al chico. —Tranquila, señorita. Vayamos al punto, la verdad tengo muchas cosas por hacer en casa. —Hans, sin titubear, responde con suavidad. —La oportunidad siempre está, solo hay que tomarla. —dice aquella mujer pensativa. —Bien, Aldair coloca la diapositiva. —Sorprendidos, todos miran a la bruja de Inglaterra, “Ese chico, ¿cómo lo logró?”, se preguntan algunos removiéndose en su silla, pues en ocasiones anteriores la mujer se vuelve una furia ante repuesta tan retadoras y directas de extraños o carne nueva en el grupo. —Señor Hans, confiamos en usted ahora para que nos ayude a tomar decisiones financieras de momento. —señala la pantalla. —¿Qué opina de esto? —Un momento, esto no tomará ni 5 minutos. —dice y respira hondo.
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