Capítulo 5ALEJANDRO se levantó de la mesa donde habían estado trabajando. Se inclinó ante la Princesa y después ante Lord Víctor. −Muy bien, ha estado muy bien hoy− dijo−. Me siento honrado y muy orgulloso de sus progresos. Salió del camarote y Lord Víctor dijo: −Tiene razón. ¿Se da cuenta de que en sólo diez días hemos hecho grandes progresos en este idioma tan complicado? −Es verdad− dijo la Princesa−. Pero no me gusta Alejandro. Tiene ojos duros. Lord Víctor sonrió y casi sin pensar, dijo: −¡Mientras los de usted son suaves y muy bellos! La Princesa pareció sorprendida ante el cumplido, pero él continuó como si hablara consigo mismo: −¡Si pudiéramos detenernos en Atenas, la llevaría a la acrópolis y la compararía con una Diosa griega! −Eso me encantaría− dijo la Princesa. −Pero