ANAÏS

1189 Words
“ANAÏS” “El lobo no se molesta en voltearse a ver cuándo ladra un perro “ Anónimo. Tensa calma. Jazmine se felicitó por las fotos ,por aquel trabajo de Selene, más que instinto comercial. Rick a un lado con su teléfono en mano le enseñaba más y más postales de la felicidad entre Simon y Selene y del resto del grupo. Jazmine dio un suspiro y se permitió una media sonrisa, apartó un par de papeles de su escritorio y le hizo a Rick una seña para que se sentara frente a este. No se veía exhausto estaba más bien entusiasmado por la presencia de Selene entre todos ellos. Se veía a las claras que el peso de este secreto era siempre lo que más abrumaba al bien Rick. Estar a disposición de unos y otros, ir de un sitio a otro, siempre listo o no dormir por toda una noche no era el problema de su trabajo, el mentir y ocultar permanentemente si. Jazmine a veces sentía real compasión por Rick pero sabía que él actuaba ama que pro dinero aquella era ya su familia, su manada. -Y…dime, que crees tú de todo esto. -Qué se aman, que por fin se han encontrado -se oyó realmente romántico guardó el teléfono en el bolsillo de su chaqueta-llámalo la magia de un hechizo de luna o como quieras. Jazmine se mordió los labios para no reír. -Si mal no recuerdo rechazaste ese nombre para una loción masculina que pensábamos lanzar en las empresas Amberson. Rick alzó las manos indefenso. -De acuerdo, Jasmine, búrlate de mí pero así es. Y por ello tenemos. Selene es una mas de nosotros y llegado el caso será sin más vulnerable e indefensa que este servidor que tienes ante ti. Jazmine se reclinó en su sillón con un gesto desesperados amecaso en su rostro.. -Esta maldita bestia esa criatura o lo que sea tanto dinero y no se puede hallar! -Cálmate nada tiene que ver esto con el dinero o la ayuda que tú puedas dar. El se apresuró a calmarla. Solo tiempo y mucha astucia solo eso se necesitaba. Además de una buena trampa. --*-- Selene misma ya había visto como había quedado terminada la campaña de publicidad. El cielo seguía omnipotente, sería una amenaza. Simon fue por provisiones al pueblo más cercano llevándose la motocicleta que estaba bien guardada en aquel garaje. Ella permaneció allí fotografíando el anochecer, habían pasado dias desde su tórrido primer encuentro y ella no se admitía a si misma planteos para el futuro, debía ganar tiempo con Simon el humano antes de que Simon el lobo apareciera y los separara, estaba tan absorta que no advirtió lo que la rodeaba, repentinamente se vio en la terraza en medio de la oscuridad total. Decidió bajar cuando advirtió ruidos secos. Platón deambulaba por el jardín tranquilamente pero los ruidos provenían de la cocina misma. Pasos lentos… Selene pensó en una de esas armas allí, de seguro había un par cargadas. Casi quiso olfatear a un lobo como ellos lo hacían pero…llegó hasta la inmensa cocina con el corazón palpitante. Divisó el cuerpo robusto de una mujer de espaldas a la entrada Era morena, de cabello n***o rizado, y atado prolijamente en su nuca. Llevaba un vestido gris tan prolijo que parecía confeccionado en papel. -No poseo el instinto de ellos o su olfato pero sé que usted está allí señorita Rímini. La voz sonó madura y afable y Selene se llenó de sorpresa al exclamar. -Anaïs Marsan… Lo dijo recordando ese nombre de labios de Simon y la mujer se volteó mostrando su rostro moreno tan confiable y una sonrisa cómplice que desarmó a Selene. -Lamento el asustarle, han saqueado las provisiones-reprendió la mujer señalando la despensa- ¿Fue toda la manada? Solamente dos confesó Selene avergonzándose casi. Simon había ido a reponer todo. -Suponía que usted lo reprendería por ello, por eso se apresuró-Selwne se detuvo un tanto indecisa- Usted… ¿Anaïs usted sabe que él…? La mujer asintío con la cabeza ante a la incómoda pregunta luego inquirió por Platón. De modo que esa mujer era quien había había criado a Simon y a Jazmine. -Mi hermana Tilly es también… Selene no acabó la frase era obvio el resto. -Es su hermana simplemente eso. La mujer se detuvo condescendiente y señaló fuera atenta ante el ruido de un motor. -Mírelo, ahí viene en su moto, destrozarmiá mí jardín. La mujer salió a recibirlo con los brazos abiertos y Selene fue tras ella para ver como reprendía a Simon sin enfadarse del todo con él. El rio al bajarse de la moto, se quitó el casco dejándolo a un lado y la besó sonoramente en ambas mejillas. -¿Qué me dices de la ardilla que he traido a la guarida Anaïs? El se refería a Selene en broma. -¡Es muy delgada! -La mujer guiñó un ojo a Selene –disculpe nuestro humor. -¡Soy su mastín! Agregó Simon y explicó aquello: en realidad a Selene no le importaba que él fuera poco más que un perro amaestrado. Ella protestó ante esa descripción y Anaïs río con ganas . Él continuó contándole a la mujer anécdotas de la última competición mientras preparaba la cena evitando que Anaïs trabajara. Ella conocía algunos trabajos de Selene para fotos especializadas en viajes turísticos y le habían parecido reaente bellas era conmovedor ver cómo hallaba belleza en la más inospita naturaleza .Platón se echó a los pies de la mujer observando como Simon amazaba un bollo de pizza con ahinco. Emitió un gruñido sin saber si llegaría a probar bocado de todo aquello y dejó que Selene le acariciara la cabeza. -Esta dama francesa, aunque no lo creas Selene, tiene parientes en sitios algo peligrosos si tomas un término racistas y aquí el lobo Simon amedrentó a más de un bravucón ladrón- Simon lo dijo en voz alta -¡Mi cachorro! Dijo la mujer con orgullo luego acotó que había visitado a Jazmine. A él eso no le asombraba tal vez Jazmine misma la enviará a intentar localizarlos en alguna de estas propiedades dispersas en Europa.Selene se asombró de la familiaridad con la que ambos se trataran, después de todo la mujer los crió a a ambos Amberson la muerte de su padre y a la ausencia aparente de su padre. Libre, dijo solo ese calificativo para Simon. Ella sabía de antemano que el resto de la manada llegaría hasta allí y prepararía el reencuentro ansiosamente. El deseo de Simon de descargar adrenalina aumentaba y Selene lo notó en horas sucesivas, había olvidado ella misma el calendario lunar. Anaïs intentó distraerla aunque los cambios en el hombre que amaba eran ya dramáticos, parte del ser de Simon. -Parece que la luna ilumina los corazones de ambos, mala cosa Selene, tener al lobo por las orejas, no sabes como soltarlo o sostenerlo . Pareció ser una frase resignada más que una advertencia clara. - Selene míralo, reparando motocicletas caras y veloces. Ella lo observó, tensa calma, la nueva en el moreno rostro de Anaïs parecía indicar lo mismo.
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