NUNCA EN UNA LUNA AZUL

RUMBO A FRANCIA

“SI no puedes enfrentar A los lobos no entres al bosque “ Alexandra Udivov

El viento resoplaba, el sonido era bajo el entorno movido, un ruido y un rumor… los síntomas comenzaban conforme la luna se redondeaba exultante y tibia muy pronto sería una moneda de plata en el cielo y despertaría la ambición de los espíritus que pugnaban por salir de su cárcel de huesos y piel. Los pasos se volvieron veloces, los animales cercanos huyeron, las venas ardieron…

Esa perfecta sinfonía de huesos al crujir, de pelos que luchaban por salir a la luz de la luna que los creó. Todos ellos lo sabía: el tiempo se acortaba, si todos ya se reconocerían se darían la bienvenida, ruda pero ellos todos… los lobos. Lobos todos ellos

Mas allá de la anatomía terrorífica la ropa radia, el surco en la tierra con sus patas, soplaría sobre ellos el aire helado y se compadecerían de las víctimas que morirían destrozadas… ninguna humana por más que esta bestia quisiera eso. No, sus pares tampoco si es que esa afirmación era posible, no se convertirían en canivales. Solo danzarían bajo la luna de poe, al igual que los elfos y las hadas. Demonios, víctimas de la magia negra de algún castigo que ignoraban, fieras en cuerpos humanos y nunca olvidarían que el lobo y el cordero apagaban su sed en el mismo arroyo. Y cuando estuvieran cansados de corretear, saciados en sus fauces pensarían ya débiles que huyeron esa presa y que la suerte acompañó al menos por esta vez. La luna que creían ver azul, limpia celestial y romántica no era tal. Tarde para recordar leyendas con un final adverso, para reirse del peligro del horror de apiadarse de otros que pretendiesen casarlos como trofeos, muy tarde para salvaciones y conjuros. Ella, si ella (no la bestia o el asesino, solo ella que escapaba) sabía que debería de seguir huyendo...

Nuestro nacimiento es el comienzo de nuestra muerte, había dicho una vez una voz masculina en sus recuerdos y seguía resonado ese tono profundo y calmo.....

--*--

Destellos de luna, Selene se había adormecido sin notar que Simon había bajado la cortina de la ventanilla y se movía incomodo a su lado. Pidió una manta extra para ella quien se lo agradeció entre susurros. La hora del lobo se quejo él, las 5 de la mañana la hora en que el lobo vuelve a su madriguera, ¿ese era su problema? La hora de más suicidios.

No, simplemente era su estómago Selene notó que había comido ese bistec casi crudo , burlona él dijo que casi ni lo notó necesitaba un cigarrillo y moverse. Sonaba claustrofóbico ¿estaba...?

Bien magníficamente bien se lo replicó con ímpetu. Lo dijo casi en voz alta y se hundió en su asiento luego algo avergonzado.

-Sh! Duerme.- ella lo envolvió maternalmente en la manta.

-Luces increíblemente bien a la luz de la luna Selene, luna un satélite durmiente los amantes culpan a la luna de sus

desvelos, los insomnes de sus penas, los alienados y los genios de todos lo de demas…

Aun meditando esas frases hechas ella solo le pidió q ue durmiera y no roncara él dijo en un guiño que solo gruña, insistía en tomar su teléfono quería tomarle una foto a la luz de la luna.

“Dios mío!¿ De dónde saca tanta energía este hombre? Parece inagotable! Lo que se dice pira adrenalina en acción lo que Zoe llamaría una bestia entre las sábanas, pero yo no averiguaré eso…al menos no por ahora!”

-Lunático¡Si no te viera caminar a la luz del día juraría que eres un vampiro o algo peor!

Selene nunca mencionó el resto de su sospecha y Simon se durmió profundamente hasta la mañana.