Cuando Phoenix abrió los ojos a la mañana siguiente, Athina no estaba en la cama, solo sentir que estaba lejos de ella lo puso de mal humor. —¡Athina! —exclamó Ella salió del cuarto de baño, la observó de pies a cabeza, lucía realmente hermosa, vistiendo un perfecto traje de ejecutiva elegante, sonrió al verla. —¿Y ahora? —Ahora voy a trabajar en Masiss Star, ¿Lo olvidas? Phoenix borró su sonrisa, rodó sus ojos con rabia, si lo había olvidado, o al menos eso quiso hacer. —Ah, eso, parece que te ilusiona reencontrarte con tu ex cadavérico. Ella rio de sus palabras. —¿Cadavérico? Es viejo verde, y nada más, ¿Por qué tan celoso, señor Masiss? ¿Acaso cree que puede perder a su sensacional esposa? —¿Sensacional? Me reservo mis comentarios. —Ah, pero eso no dice cuando quiere un beso