Athina regresó a casa, cuando bajó del auto, junto a Miry, Dayne la llamó.
—Miry, cariño, ven conmigo, papá me dijo que te llevara por un helado. Señora, el señor Masiss, me pidió que le dijera que la verá en la habitación de forma urgente.
—¡Sí! ¡Quiero helado! Mami, vamos.
—No, cariño, papá y mamá deben hablar, nosotros iremos por helado.
—¿Mami?
Athina pudo ver algo en la mirada de Dayne, algo que le hizo pensar que nada estaba bien, pero ella no tenía miedo, no de Phoenix, menos después de lo que había pasado ayer entre los dos.
—Ve, cariño, y come un delicioso helado con el señor Dayne, yo ayudaré a papá con algo de trabajo así en la cena él estará desocupado.
La niña sonrió, tomó la mano de Dayne, y lo siguió al auto, pero Dayne, de vez en cuando, dirigía una mirada de zozobra
