CAPÍTULO XIEl día pasado en Sotherton, a pesar de todos sus defectos, procuró a las hermanas Bertram sensaciones mucho más gratas que las cartas de la Antigua que poco después llegaron a Mansfield. Resultaba más agradable pensar en Henry Crawford que en el padre y, especialmente, que imaginarle de nuevo en Inglaterra dentro de un plazo no muy largo, como habían de creerlo por el contenido de esas cartas. Noviembre era el mes fatídico: para noviembre se había fijado su llegada. Sir Thomas escribía sobre este punto con toda la seguridad que podían darle la experiencia y las ansias de volver. Sus asuntos estaban tan próximos a resolverse como para que pudieran ser justificadas sus esperanzas de tomar su pasaje para el correo de septiembre y, por consiguiente, preveía con ilusión que estaría