—¿De dónde sacaste esto? —me levanté rápido y le arrebaté mi sostén de las manos, escondiéndolo en mi espalda. —Estaba junto a la piscina, al igual que la ropa del susodicho —Bárbara habló con cierta burla. ¿Cómo pudo olvidárseme algo tan importante como recoger la ropa? Dios mío, qué despistada era. Suspiré y miré hacia otro lado. Mis amigas se rieron de mí y ambas me abrazaron. —¡Ya eres toda una mujer! —Amelia prácticamente gritó la noticia. Le tapé rápido la boca. —¿Qué es lo que te ocurre? ¿También vas a publicarlo en el periódico la próxima semana o qué? —me alejé de sus abrazos y las miré feo. No era la gran cosa que ya había estado con un hombre. —Tranquila, Miri. Sólo estamos felices por ustedes dos —dijo Bárbara para tranquilizarme. —Sólo lo hicimos, tampoco fue que me