—¡Miri, hija mía! Cuánto tiempo, te extrañé tanto —mi padre me dio un beso en la mejilla y me estrujó contra él.
Me sentía contenta de ver a mi padre después de tanto tiempo, pero me sentía avergonzada de que nos haya encontrado a Leonardo y a mí en esas condiciones.
—Yo también te extrañé —sonreí y me alejé un poco de él para verlo mejor—. Creí que volverías dentro de 3 semanas.
—Es verdad, pero ya estaba aburrido de tantas reuniones, además de que me hacía falta mi princesa —mi padre sonrió y dirigió su mirada hacia Leonardo.
También me volteé a verlo.
Él nos miró unos segundos y después fue que reaccionó.
—Señor Harrison, es un placer tenerlo de vuelta —estrechó su mano con la de mi padre de manera muy formal.
—Lo mismo digo, señor Bates —mi padre contestó con su típico tono de
