Capítulo 8: Desgracia

1363 Words
—Cruse, este es el hombre del que te hablé. Cruse se levantó y asintió cortésmente al presidente Joseph. —Hola, presidente Joseph. —Oh, bienvenido. Por favor, disfruten. —Bueno, Nicole dijo que había un nuevo amigo en la familia y quería que lo conociéramos. —Bueno, ¿te refieres a Joe? No es un nuevo amigo. Es el prometido de Nicole. La sala se sumió en un silencio de conmoción mientras todos los presentes miraban a Joe. Cruse y sus amigos no se sorprendieron al escuchar eso porque Nicole les había dicho hace un momento que su abuelo quería que se casara con un perdedor llamado Joe. Por supuesto, ella no quería casarse con él, así que les había pedido que vinieran a humillar a Joe para que se desentendiera. —Oh, ya veo. Nicole, ¿por qué no nos contaste algo tan importante? Pensé que éramos buenos amigos. —Así es, Nicole, ¿por qué no nos lo dijiste? —¿Es demasiado tarde para decírselo ahora? —¿Qué pasa? —Va a ser un yerno por adopción en mi familia. ¿Estoy en lo cierto, Joe? Joe se alegró cuando miró los ojos triunfantes de Nicole. ¿Eso es todo? ¿Esa es tu prueba, Nicole? Nicole Andrew, ¡eres tan ingenua! —Sí —respondió Joe con alegría. Ahora Nicole se quedó boquiabierta. Según su plan, Joe debería haberse sentido avergonzado por tener que negar públicamente el compromiso. ¿Cómo iba a admitirlo sin más? Está bien, pensó Nicole. Todavía tengo un as en la manga. —Nuestros hijos llevarán mi apellido Andrew. ¿No es eso una traición a tu familia? Esto era aún menos problemático para Joe. Su nombre se lo había puesto el orfanato, y ni siquiera sabía si su apellido —Smith— era real o no. —Por supuesto que no. Nicole estaba completamente aturdida. Todos se quedaron boquiabiertos, mirando a Joe con cara de desprecio. Joseph vio su oportunidad y dio la última palabra: —Nicole y Joe tendrán que registrarse hoy. Me temo que ahora tendrán que excusarse. Diviértanse. Pronto los tendremos en la ceremonia de su boda. Todo el mundo estaba aún más sorprendido ahora. ¿Era esto real? Cruse se sintió extremadamente ansioso al ver que le quitaban a su amada chica. Estaba en shock, se suponía que se casaría con Nicole, ¡no con un perdedor sin hogar! —Presidente Joseph, es... —Debes querer bendecir a la pareja, ¿verdad? Gracias, Cruse. Eres un joven tan bueno y sensato. Barret se acercó rápidamente al interior de la habitación: —Señor, ya podemos irnos. —De acuerdo, vamos, Nicole. Nicole miró a Joseph con confusión. Justo cuando iba a hablar, Joseph la cortó de nuevo. —No defraudes a tu madre —susurró con tristeza. Nicole apretó los dientes y le dirigió a Joe una mirada despiadada. ¡Bueno, pronto estarás llorando y suplicándome el divorcio, imbécil! Esa noche, Joe tuvo la mejor comida de su vida y bebió el vino más caro. Joseph estaba feliz y se le saltaron las lágrimas varias veces al ver a su nieto. —Hoy están registrados, ahora son una pareja legal. En cuanto a la ceremonia de la boda, voy a organizar una gran fiesta para ustedes. Espero que se respeten y se amen, y que vivan una vida feliz en el futuro —Joseph levantó una copa para brindar por la joven pareja. Nicole lanzó una mirada provocadora a Joe. —No te preocupes, abuelo, lo trataré bien. Esa noche, cuando se retiraron a su dormitorio, Joe se puso nervioso y se quedó junto a la puerta, porque no se atrevía a entrar. ¿Qué debía hacer? ¡Se conocían desde ayer! Nicole le echó los brazos al cuello tímidamente. —¿Qué pasa, mi querido marido? ¿No te gusto? Joe se sintió halagado. —No... no... me gustas. —Entonces, ¿qué esperas? Llévame a la cama. Esta noche es nuestra noche de bodas. Por favor, sé amable conmigo —Nicole hizo un hermoso puchero. Joe sintió inmediatamente que le flaqueaban las rodillas y le hervía la sangre. Asintió con entusiasmo y la llevó a la cama. Hacía tiempo que no tenía sexo y su m*****o ya se estaba endureciendo.  —Cierra los ojos —susurró Nicole desde debajo de su cuerpo. —¿Por qué? —Tengo una sorpresa para ti, querido. Joe cerró los ojos inmediatamente. Pensó que Nicole tomaría la iniciativa de besarle en los labios. Sin embargo, al cabo de un segundo, estaba en el suelo, agarrándose la entrepierna. —¡Qué mierda! —Joe gimió de dolor. Nicole recuperó su anterior arrogancia y le lanzó un frío gruñido de desprecio. —Quieres ser mi marido, ¿eh? Un perdedor que anhela algo de lo que no es digno. Joe recapacitó inmediatamente al escuchar las despiadadas palabras de Nicole. —Bueno, ahora somos una pareja. Te guste o no, soy tu marido legalmente. En cuanto Joe terminó la frase, Nicole gruñó, se acercó y le dio una fuerte bofetada a Joe en la cara. —Escúchame bien. O tomas la iniciativa de pedir el divorcio, o... —¿O qué? —preguntó Joe. —O te arrepentirás... —¿Qué vas a hacer? —Esperemos que no lo descubras. Sólo quiero recordarte que te vayas de aquí antes de que sufras. ¿Entiendes, cabrón? Joe seguía sacudiendo la cabeza con sorpresa e incredulidad. Nunca hubiera pensado que su fortuna alimenticia se convertiría en una desgracia. —¡No me voy, ahora soy tu marido! —insistió Joe. —Por supuesto, no te irás. ¡Un mendigo como tú que no ha visto el mundo nunca se iría después de vivir en nuestra casa durante una noche! ¿Cómo puedes irte sin nada, verdad? —gritó Nicole mientras miraba a Joe con asco. —Oye, por favor, sé razonable. Tu abuelo me pidió que me casara contigo; esto ni siquiera era lo que quería. Antes de que Joe pudiera comprender, recibió otra bofetada en la cara, las afiladas uñas de Nicole le picaron la piel. —¿Quieres decir que no soy lo suficientemente buena para ti? Sabes, ¡hay chicos haciendo cola para casarse conmigo! Y cada uno de ellos es rico y poderoso. ¿Quién demonios eres tú? —gritó Nicole. Joe sacó su certificado de matrimonio del bolsillo y lo lanzó hacia Nicole. —Soy tu marido y tú eres mi mujer. Nicole lo cogió y lo rompió en pedazos, tirándoselo a la cara a Joe. —Esto es sólo un puto papel. Si te atreves a decir esto delante de los demás, te mataré, j***r. Joe suspiró cansado, ya estaba harto de la vida de casado y ni siquiera había pasado una noche. ¿No dijo el presidente Joseph que Nicole había querido casarse con él? Su actitud seguro que decía lo contrario. —No te enfades. Cálmate. Nicole sonrió y se examinó las uñas. —Está bien. Pero a partir de ahora, tienes que hacer todo lo que te diga. —¿Por qué? —Porque fuiste adoptado en la familia. Deja de hacer tantas putas preguntas. O te vas o escuchas lo que tengo que decir sin interrumpir. —No me voy a ir. —Entonces tendrás que hacer lo que te diga. —Haré lo que quieras con una condición. —¿Te atreves a poner condiciones conmigo? Bien, adelante. Joe sonrió. —Bueno... esta noche es nuestra noche de bodas de todos modos. ¿Cumplimos con nuestras obligaciones matrimoniales? Nicole se quedó sorprendida por un momento. Levantó la mano y lo abofeteó tan fuerte como pudo, una vez más. ¡Qué descaro! ¿Acaso creía que se iba a tirar a un mendigo sin hogar cuando los hombres hacían cola en la puerta para estar con ella? —Te lo advierto, ni se te ocurra. Si me pones una mano encima, te mato. —De acuerdo, no te tocaré. Dormiré en el sofá —suspiró Joe abatido. Sabía que era mucho pedirle a Nicole Andrew. —No, dormirás en el baño —respondió Nicole con arrogancia.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD