—Ven, cariño. Es hora de irnos a casa —dijo Nora, extendiendo los brazos para que la niña pudiera levantarse—. ¿Quieres que te cargue? —No, quiero que Elliot me cargue, estoy demasiado cansada para caminar. La madre, preocupada por enseñar a su hija a valerse por sí misma, trató de intervenir. —Princesa, podrías caminar tú sola, ¿no crees? Sin embargo, Zoe hizo un puchero y extendió sus brazos hacia Elliot, dejando clara su preferencia. —No importa en absoluto. Estoy encantado de cargarla —dijo el chef, poniendo una mano en el hombro de Nora, lo que provocó que Jeremiah soltara un bufido de molestia. Era evidente que el chef estaba aprovechando cualquier oportunidad para tocar a Nora, y esto causaba celos en Jeremiah. Aunque no quería admitirlo. —De acuerdo, si no te importa, sería