—Primero empezamos por matemáticas —explica. Empieza explicándome un ejercicio, pero a mí no me entra nada. Yo no puedo concentrarme. Siento frío en mis manos, mi corazón late con fuerzas, la respiración se me corta, porque lo tengo tan solo a centímetros. Habla y habla, yo solo observo su hermosa mano que le mueve de un lado a otro. Entre ratos subo la mirada a su rostro. Tiene una piel muy suave, sin impureza ni rasguño, unas facciones perfectas que enamora. Me quedo prendida mirándole fijamente. Al final alza su mirada y me hechiza con esos ojos eléctricos. Mi corazón que ya palpitaba con fuerzas ahora intensifica los latidos. —¿Entendió? —Pregunta, y yo solo carraspeó mi garganta. Nerviosa, asiento, aunque la realidad es que no entendí nada. Demián mira el reloj y dice— Aún queda