Jack no esperó ver a Serafina arrinconada contra una montaña de pacas de heno, a punto de ser pisoteada por un gran caballo. Algo había sucedido para que este reaccionara de esa manera, sin embargo, primero debía sacarla de ahí, ya después le pediría explicaciones. Serafina alcanzó a ver cómo su vida pasaba ante sus ojos, ese caballo era dos veces su altura y estaba decidido a atacarla. Una mano se coló frente a sus ojos, seguida de un cuerpo musculoso y grácil. Jack se mostró imponente ante el caballo, al tiempo que intentaba calmarlo con una seguidilla de “soo”, que hicieron retroceder al animal y volver a estar sobre sus cuatro patas. —Serafina, detrás de mí —dijo Jack con seriedad, sin dejar de ver al caballo. La doncella no necesitó que le dijera nada más, ella asintió, aunque n