La Universidad Renacer cuenta con un enorme campus, posee más de 10 enormes edificios en los cuales puedes estar al escoger una de las tantas carreras que ofrece.
Desde danzas, hasta deportes, y claro, medicina, arquitectura, derechos. Las carreras más tradicionales. Sin embargo, yo no escogí algo que tuviera que ver con el mundo de las cámaras, o alguna ciencia, mucho menos algo de educación. Decidí seguir lo que me ha gustado y me ha llamado la atención desde siempre; Publicidad.
Todos escogimos carreras diferentes, como en el caso de Oliver que escogió auxiliar en enfermería; Taylor ciencias biologías; Cameron Cine Tv y video; Brais arquitectura; Luca gastronomía; Weiss Biología Marina y Nicoles diseño gráfico.
Comparto algunas materias con los chicos, a pesar de que ya no tenemos que compartir habitación los sigo viendo de vez en cuando, y nos sentamos a comer juntos. Aunque la mayoría del tiempo cada uno esta con su nuevo grupo de amigos, como es en el caso de Cameron, quien tiene una reputación de la que preocuparse debido a su familia, quienes han estudiado aquí desde siempre, y usualmente son buenos en lo que sea que hagan.
Todo iba normal, nos estábamos adaptando al nuevo entorno y a las nuevas personas, las cosas iban de maravilla. Hasta que los estudiantes de segundo año de arqueología regresaron de su excurso de principios de semestre.
Si bien, me habían mencionado que estudiantes de otros institutos pueden ingresar, por lo que por ese lado no me sorprendí, lo que me dejo realmente perpleja era el hecho de que, de todas las universidades, él debía entrar a esta, pudiendo él entrar a una del top 5 de las mejores universidades.
Aunque ese no era problema mío, no pude evitar sentirme ansiosa. Por eso cuando nuestros ojos se encontraron, prácticamente, corrí hacia la cafetería y me tiré bajo la mesa donde están los chicos.
—¿Qué te pasa? —Pregunto Nicoles asomándose.
—Nada— Respondí rápidamente empujando su cabeza. No quería que las demás personas en la cafetería supieran de mi existencia debajo de la mesa.
Me asomé por un lado de la mesa, y lo vi hablar con algunas chicas.
—Yo no estoy aquí—Les dije volviendo a esconderme.
Desde abajo podía ver sus pies, por lo que casi grito cuando lo vi caminando hacia acá, hasta detenerse frente a la mesa.
Desde abajo pude escuchar como exhalo una gran cantidad de aire.
—Huele a la virginidad de Eider —Murmuro.
La risa de Cameron no se hizo esperar, abrí la boca exaltada por lo que acaba de decir, le conocía y sabía que ese era su tipo de humor, pero no me molestaba, nunca me había sentido agobiada, pero no deje que eso delatara mi escondite, sabía que él se iba a asomar bajo la mesa, por lo que me arrastre hasta salir por el otro lado y me escondí atrás de un bote de basura, desde mi escondite pude ver como se asomó bajo la mesa, pero al no verme frunció el ceño y se enderezo, luego miro a los chicos.
—Hola—Saludo cortésmente como siempre hace.
Los chicos lo miraron interrogante, pero no dijeron nada. Posiblemente preguntándose quien en el mundo se acercaba a la mesa a decir algo como “La virginidad de Eider”.
—Mi nombre es Nine— Dijo sonriendo.
Los chicos no le respondieron. Sonreí, el odio que lo ignoren, siempre quiere llamar la atención.
Nine frunció el ceño, sin embargo, se encogió de hombros como si no le importara y se alejó de la mesa mientras miraba alrededor, posiblemente tratando de encontrarme.
Suspiré saliendo de mi escondite y me senté en mi puesto en la mesa, haciendo que todos me miraran, seguramente esperando una explicación.
—Entonces…—Empecé a decir evadiendo el tema— Hoy es día de pizza.
—Creí que te seguías hablando con Nine — Dice Weiss observándome.
Me encogí de hombros y sonreí nerviosa.
Luca iba a decir algo, pero el sonido una voz femenina proveniente de la mesa de los “Reyes de la Universidad” no lo dejo, pues hicieron que todos callaran y les prestaran atención.
—Como todos los años, es una tradición que los de primer ingreso tengan una guerra — Empezó a decir Paris Black, la reina abeja.
La verdad no puedo creer que incluso en la universidad sigamos teniendo este sistema de jerarquías.
Comparto algunas clases con ella, y aunque solo llevamos una semana, nos hemos mirada con ganas de matamos la una a la otra.
—Seguramente se preguntaran de que hablamos — Continuo Kris Hacers, el capitán del equipo de Natación, aquí es más importante la natación que otro deporte — Se trata de una guerra de pintura, en la que se forman equipos, y nosotros los de ultimo año apostamos, cuando solo quede un equipo en pie, batallaran entre sí, para que quede un único rey.
Las fraternidades al parecer son algo que te identifican, si no perteneces a una, no eres nadie. Sin embargo, en mi caso es diferente ya que un montón de gente ya se sabe mi nombre y me saluda como si fuéramos amigos de toda la vida, y eso a Paris le molesta ya según ella, este es su reino.
En un par de ocasiones me invito a su fraternidad, pero no quise ya que no me interesan esas cosas. Prefiero quedarme en los cuartos que da la universidad, junto a mi compañera que se supone debo conocer hoy, ya que ella formaba parte de la carrera de arqueología, por lo que no la conocí antes.
—¡Este año contamos con Cameron! —Dijo Paris señalándolo.
Toda la cafetería miro a Cameron haciendo que el riera nerviosamente y se encogiera. Sorprendentemente es bastante tímido cuando se trata de multitudes.
—Como saben la familia de Cameron se ha caracterizado por ganar cada vez que entra un m*****o, y hasta el día de hoy siguen invictos, esperamos el siga los pasos de su familia —Dijo Kris con algo de ironía. A lo Cameron bufo.
Luego siguieron hablando un montón de cosas más, pero yo no preste atención ya que no me interesaba. Mire la hora y note que tengo clases, por lo que me despedí de Luca con un beso en la mejilla, y a los demás le dije adios.
Salí de la cafetería y camine por el pasillo dirigiéndome a mi edificio, donde doy la mayoría de mis clases.
Reí recordando la manera en la que Brais me reclamo por no decirle que no somos primos de sangre.
—Fui a visitar a la abuela— Dijo cuándo me vio en la cafetería. Haciendo que riera.
—¿Ah, sí? Pensé que ya se había muerto— Murmuré mirándolo con burla.
—Pues pensaste mal— Dijo— y me comento algo súper interesante.
—No me imagino que pudo a ver sido.
—No somos primos de sangre, mi madre era adoptada. ¿Lo sabias? —Pregunto cruzándose de brazos.
—¿Eso? — Me hice la desentendida— Si — Respondí finalmente luego de sus miradas acusatorias.
—¿Sabes que, Eider? —Pregunta con el ceño fruncido. Su molestia era evidente.
—¿Qué?
—Vete a la mierda— Luego salió de la cafetería no sin antes sacarme su dedo del medio
Cuando estuve cerca de mi edificio me detuve un momento a acomodar mi ropa, estirarla un poco, y entrar presentable al salón.
—Así que mi olfato no me mintió— Escuche decir atrás mío.