Llegaron a la Isla entrando la madrugada, el clima era frío, se quedaron en el fastuoso castillo de Glenn, en el centro de la isla, al llegar los empleados les asignaron una maravillosa habitación en el ala oeste, era grande, espaciosa, cuando Mackenzie la admiró supo que cabía la mitad de su casa en esa alcoba, había una enorme cama al centro, y por primera vez Mackenzie y Andrew se encontraron con un gran dilema: debían dormir en esa habitación juntos. Ella dejó su maleta en el closet, fue al tocador y comenzó a quitarse el maquillaje, Andrew se quitó los zapatos, caminó por el suelo alfombrado y se recostó sobre la cama de forma vertical —Ha sido un viaje cansado. Ella asintió. —¿Dónde dormirás? —preguntó Mackenzie, mirándolo a través del cristal, él la miró sonriente —¿Dónde más