Megan apretó los puños a los costados, sintiéndose tan enojada como humillada, pero también estaba desesperada y necesitaba ayuda. — Por favor, se lo suplico, es una emergencia… — Musitó tragándose su orgullo. — ¿Una emergencia?, ¿usted cree que me voy a creer eso? — Preguntó la mujer elevando una ceja con prepotencia. — Sí, se lo ruego, déjeme subir o llámelo, dígale que la mujer que pasó la noche en la suite, está aquí. — ¿Acaso no le da vergüenza? — Siseo la mujer con rabia, en el rostro de Megan. — Un hombre como esos, jamás estaría con mujeres de su clase y si es que tienen un desliz, sería con una supermodelo o algo así. — Pero… La puerta del ascensor se abrió y sin importar lo que dijera la mujer, Megan intentó saltar en el interior, no obstante, el mismo botones que estaba en