La joven abrazó a su madre, mientras que la mujer miraba al hombre que la acompañaba.
Frunciendo el ceño preguntó: —¿Eres… tú eres… Blake Williams?
El hombre esbozó una sonrisa y la saludó con cortesÃa.
—Un gusto conocerla.
—Igualmente muchacho, muchas gracias por ayudar a mi hija.
—No es nada.
El timbre de su celular, llamó su atención asà que contestó, después de terminar, salió del lugar al despedirse.
Camelia deseaba no volver a verlo, pero sabÃa que era el único que podrÃa ayudarla.
A las 9 de la noche su celular trono en la habitación ella lo revisó y frunciendo el ceño contestó.
—¿Qué?
—Te he estado esperando. ¿Dónde estás?
la voz de Diego, sonó del otro lado de la lÃnea con desprecio.
—Estoy. en el hospital. gracias a ti.
—¿Qué te sucedió?
—¿De verdad te importa?
—Dime.
—Un cuadro viral, Diego, déjame en paz.
ella colgó la llamada.
Dos dÃas después, las dos mujeres salieron de la clÃnica.
Al llegar a la villa, Camelia llamó a su amiga y le contó lo sucedido, pero esta última habÃa investigado un poco acerca de lo que hacÃa el hombre, solo que decidió ocultarlo y la joven decidió ocultarle lo sucedido con Blake.
—Cami, Lo siento por no llamarte en estos dÃas, he estado investigando para ayudarte un poco, necesito despejarme… vamos el domingo en la mañana a la montaña con eso te despejas un poco también, será temprano en la mañana no lo olvides.
—¡¿Qué?!… Leah, no tengo tiempo para ir a una montaña.
—Escucha, harás ejercicios y eso te hará mejor.
—Leah, estás loca, no puedo correr; ni mucho menos caminar ni una cuadra.
—Pues prepárate porque lo harás.
¡Mierda!
expresó con enojo.
—No Leah…
la llamada terminó. —Que molesta eres Leah —ella subió a su habitación y, al entrar volvió a sonar su móvil.
El identificador de llamadas mostró un número y ella rodó sus ojos al reconocerlo.
—¿Qué?
—¿Por qué contestas as�
se escucha la carcajada del hombre del otro lado de la lÃnea.
—Porque estoy desesperada, ya no quiero escuchar nunca más tu voz.
—¿No me extrañas?
—Puff... tu y yo ya no somos nada.
—Bueno iré al grano, quiero que vayas mañana viernes conmigo a una reunión, por qué mi bella mujer no puede ir, quiero que seas mi acompañante.
—¡Eres imbécil, no soy tu dama de compañÃa!
—¡Lo serás si quieres que saque a tu hermano de la cárcel!
Camelia cerró los ojos al escucharlo, no podÃa creer lo que este hombre le estaba pidiendo, pero por su hermano lo harÃa y Blake aun no le decÃa si la ayudarÃa o no, asà que no tuvo más remedio que aceptar.
—Bien, solo...
Intentó decirle a este hombre que no querÃa que la tocara en presencia de los que estuvieran allÃ, pero él la interrumpió.
—7:10 Club Tornado, en la sala VIP 333.
colgó la llamada y la muchacha se golpeó con el celular en la frente.
¡Maldito!
*
A las 7 de la noche la joven llego y entro al lugar sin ningún contratiempo, ella se veÃa completamente hermosa, su cabello en ondas que cubrÃan sus hombros la hacÃan lucir majestuosa y pura, unos jeans ajustado a su cuerpo, una blusa con escote en su espalda y tacones de 8 cm, camino hasta la habitación que le dijo él, abrió la puerta y la mirada de los 5 hombres y las 4 mujeres que estaban allà se dirigieron hacia la puerta.
—¡Cami, llegaste, que puntual!
exclamó Diego al ver a la chica y al verla mejor quedo sin palabras.
—¡Ella es muy hermosa!
Camelia intentó esbozar una sonrisa, pero rápidamente se borró al ver a un hombre que la miraba fijamente, tenÃa a una chica joven acariciando su brazo.
Diego, se acercó a ella y la abrazó por la cintura.
Sintiéndose incómoda caminó lentamente y se sentó donde le indico él, habÃa quedado justo al lado de Blake.
—Chicos ella es Camelia Miller. ¿les habÃa contado que ella es artista?
—¡Cómo no, si siempre hablabas de ella!