Capítulo 11: ¡¿Te crees muy lista?!

1000 Words
-Si, por su puesto. -ahora la recuerdo bien, eres increible hermano, ella es la hermana de… -Si, ella es. lo interrumpió. -Supongo que no usaste buenos metodos, para obligarla a venir. dijo un joven de una familia rica que tambien estaba alli­, al ver la mirada de la chica. —Mejor callate. Camelia estaba en silencio, todos sabían quién era ella y quien era su hermano. —Bebe un trago Cami. Diego le estiró la copa de licor a la chica, quien lo recibió con vacilación. —Yo, no bebo… Diego lo sabes… Sabía perfectamente que perdía la cabeza cada vez que bebía. —Bebela. pronunció cerca a su oído, apretando su mandíbula. Blake, se había dado cuenta que Diego, la estaba obligando a beber, así que antes de que llevara la copa a sus labios, Cameia sintió que alguien se la quitó de las manos. —Ella dijo que no bebía. Pronunció fuerte y claro dejándolos a todos desconcertados, y en un solo trago lo bebió. Diego quedó atónito ante el repentino movimiento de Blake, no tenía idea de que ellos se conocían. —¡Oh, vamos Blake! El joven no quería ofender a Blake Williams, lo consideraba un nuevo amigo, pero no sabía que este último no consideraba a nadie su amigo, en pocas palabras… ¡no confiaba en nadie! “A la muestra de un botón, la joven y su hermano que estaba en la cárcel, por un amigo” —Debo irme. Blake se levantó de la silla y miró a Camelia. Pero la mujer que estaba a su lado también se levantó, sujetó su brazo y dijo: —¿Puedo irme contigo? —No. le contesto cortante. Camelia, rogaba internamente que no se fuera, no quería quedarse allí y aunque odiaba admitirlo, era el único en quien podía confiar. —¡Blake, amigo no te vayas, esto se va a poner mejor! exclamó otro hombre en la mesa. —¡Si, vamos señor Williams! una mujer se levantó y les sirvió a todos una copa de licor. Mirando a la chica de su lado izquierdo frunció el ceño y se quitó las manos de encima y luego miró a Camelia. —Me quedaré un rato más. Tiempo después, la mujer al ver que este no le hablaba y la ignoraba se levantó y se despidió de todos, dándose por vencida, su ideal era seducirlo, pero se fue hecha una furia. “Había venido por lana y salió trasquilada” —Vamos a bailar. una joven muy bella se acercó a Diego, y sujetó su mano, llevándolo a la pista de baile, el hombre miró a Camelia, pero sin poder negarse se levantó y la siguió, mientras bailaba observaba a Cami, y a Blake. —¿De verdad te vendiste o estás aquí obligada? Su pregunta dejó a la joven inmovil, frunció el ceño y lentamente lo miró. —No sé, en qué cambiaría mi situación si te contesto… pero créeme, no estoy aquí por diversión —se detuvo soportando las ganas de llorar, estaba allí obligada por Diego, bajó su cabeza intentando ocultar sus ojos rojos de él. —Mi… mi hermano está en la cárcel y no puedo conseguir un buen abogado… para… para que lo ayude, porque él tiene a todos de su lado… hasta tú lo estás. Levantó su cabeza mirándolo y se secó sus mejillas con el dorso de la mano. —¿Quién dijo eso? Camelia lo miró con seriedad. —Nadie me lo dijo, verte aquí me hizo entender. él sin quitarle los ojos de encima intentó sujetar su mano que estaba encima de la mesa, pero ella la retiró. —¿Crees que después de lo que hicimos esa noche en mi cama, puedo estar de su lado? Las mejillas de Camelia, se tornaron rojas al instante, este hombre no tenía pelos en la lengua para decir las cosas, tan abiertamente. —Es lo que veo. murmuró sin mirarlo a los ojos. —Bueno, tienes muy poca fe en mí. La joven se levantó y miró hacia otro lado. —Iré al baño. Diego había visto todo y, al verla salir de la habitación se disculpó con la mujer con la que bailaba y salió detrás de ella. En el baño Camelia se enjuagó las lágrimas, limpio su nariz y cuando estaba a punto de salir la puerta se abrió de un solo golpe y Diego entró. Cuando la joven reaccionó estaba presionada contra la pared y la mano de Diego apretaba su cuello. Camelia por mucho que luchó por soltarse, no era rival para él. Cuando vio los ojos rojos de ella, él la soltó y ella comenzó a toser; asustada resbaló por la pared sosteniendo su cuello. ¡Maldito! Observándola allí tirada, Diego se agachó y sin importarle su estado en un tono despectivo dijo: —¿Crees que eres lo suficientemente buena como para coquetear con Blake? ¿Te crees muy lista? Camelia con dificultad lo miró con sus ojos brillando de odio. —¿Piensas acostarte con él? En un movimiento rápido levantó su mano y lo abofeteó, el rostro del hombre se distorsionó por el golpe; pero luego levantó su mano con la intención de devolverle la bofetada, en ese instante el golpe en la puerta lo detuvo.
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