Capítulo 12. ¡No te acerques a ella!

915 Words
Apretando su mentón la obligó a mirarlo. —Es mejor que no digas nada. La solto de mala gana empujando a la niña contra la pared, se levanto y se metió en uno de los cubículos, mientras ella se levantaba con dificultad, la puerta se abrió y, el rostro de Blake se asomó. Camelia corrió fuera del cuarto de baño, se detuvo un instante para quitarse los tacones y posteriormente salió de aquel lugar, Blake al verla salir de esa manera, sabía que algo le había sucedido así que la siguió, pero ella ya estaba en su auto y aceleró por el camino. Blake se detuvo en la entrada del lugar observando a lo lejos el auto de la joven desapareciendo. Se dio vuelta entrando de nuevo al lugar dándose cuenta que Diego salia del baño del cual acababa de huir Camelia. Frunciendo el ceño se acercó a él con una mirada asesina y lo sujetó del cuello con fuerza. —¡¿Qué le hiciste?! —¡¿Qué te pasa Blake?! Desconcertado por el repentino ataque, miro a Blake alterado. —¡¿Qué le hiciste a Camelia?! Pregunto de nuevo, pero no le contestó; así que sujetó con más fuerza su cuello. —Na… nada… no le hice nada… Hablo con dificultad y al escucharlo levantó su puño y lo estrelló contra su mejilla. Diego cayó al suelo aterrado. —¡No te acerques a ella! Exclamó él y salió corriendo del lugar. Aún tirado en el piso se limpió su labio y lentamente se levantó, mirando hacia la salida. —¡Mierda! Grito con fuerza y salio de allí. Por otro lado, ella llegó a la villa, corrió dentro y se encerró en su habitación, cayendo en la cama pensativa. Volvió a levantarse y caminó lentamente hacia el cuarto de pintura que tenía en la villa, su padre le había comprado todo lo necesario para que ella pintara, había enviado a hacer una habitación justo frente al patio trasero, el cual tenía flores de todo tipo para que ella se inspirara, mirando sus obras, esbozó una sonrisa. —Papá. Suspiró. Los recuerdos de Diego hicieron que frunciera el ceño, volteó para ver un cuadro que había pintado pensando en él. Levantó su espátula rajando la obra a la mitad, sus lágrimas resbalando por sus mejillas, sintiendo el dolor punzante en su corazón. Destrozó la pintura, levantó una bolsa y la puso allí, junto con muchas cosas que él le había dado. *** El Domingo por la mañana. El timbre del móvil la despertó, medio dormida estiró su mano y contestó sin mirar el número. —Mhm… ¿Hola? —¿Sigues dormida? levántate ahora, te estoy esperando afuera. La joven se incorporó en un brinco de la cama y se asomó a la ventana. —Leah, no quiero salir yo… —¡Te estoy esperando o sales o entraré por ti! —¡Argh! saldré. Camelia corrió al baño y usó ropa deportiva, salió de la habitación; se despidió de su madre y, al salir saludó a su amiga. Salieron juntas del lugar. Llegaron a la montaña, corriendo escaleras arriba, al llegar Leah, comenzó a mirar a todas partes buscando al hombre, al encontrarlo sujetó a su amiga del brazo y la llevó hacia el. —Siento que no puedo más… —Vamos, míralo allí está. Camelia frunció el ceño, miró al hombre y luego a su amiga. —¡Argh! —... soltó un quejido. —Lo odio. susurró, mientras luchaba por seguir el paso de Leah. —¿Por qué? —Solo… no me cae bien. Trotando las chicas lo alcanzaron pero al minuto siguiente Camelia se sintió mareada, sosteniendo su pecho se desmayó. Al ver eso Leah, vio a su amiga caer lentamente. —¡Cami! Blake, que llevaba sus audífonos puestos, no escuchó el primer grito. —¡Camelia, por favor no me hagas esto! Gritó de nuevo y el hombre enseguida la escuchó se dio vuelta y, al ver el rostro de la niña que estaba tirada en el piso corrió hacia ella, la levantó y la llevó en sus brazos hasta la enfermería del lugar. Por otro lado Leah, se adelantó y habló con la enfermera. —¿Cuentenme que ocurrió? Blake al escuchar la pregunta mientras acostaba a la joven en la camilla, volteo a mirar a la joven que acompañaba a Camelia, esperando su respuesta. —No lo sé… estábamos corriendo y ella… simplemente cayó. La chica asustada por su amiga habló rápido, expresando su preocupación. —Puede ser agotamiento. la mujer revisó los ojos de la joven y volvió a decir: —¿Calentó antes de empezar con el ejercicio?
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