—Blake —su voz salió en un hilo, él la escuchó y lentamente se acercó a ella, sin poder aguantar sus ganas de besarla, la sujeto por su cabeza y la beso apasionadamente, levantándola por los aires, ella abrazó su cintura con sus piernas.
Sumergidos en el beso, la llevó a la cama y la acostó lentamente en esta, él se alejó un poco para poder mirarla.
—¿Hace cuánto no estás con un hombre?
Su pregunta la desconcertó.
—Blake, ¿acaso no es obvio?
Él frunció su entrecejo.
—¿Nunca has estado con…
ella no lo dejó terminar al negar con su cabeza.
—Nunca.
susurro ella y lo abrazo por el cuello, él volvió a besarla, y acarició su cuerpo.
Camelia soltó un gemido, al sentir su mano tocando su entrepierna y, eso lo excitó. Ella echó su cabeza hacia atrás excitada, mientras que él mordió su labio inferior al mirar su reacción.
Ella entonces desabrochó su camisa y él enseguida bajó su cabeza lentamente dejando besos sobre su cuello, su clavÃcula y llegó a sus senos;
Metió uno en su boca mientras que con su otra mano acariciaba su parte intima.
—Mhm…
Sus gemidos lo estaban volviendo loco, volvió a su boca para morder su labio inferior, mientras que con sus dedos intentaba penetrarla. Pero entonces ella frunció el ceño y él detuvo sus movimientos.
—¿Qué pasa?
le preguntó.
—Duele.
Murmuró.
—Iré lento.
Mirándola a los ojos, volvió a bajar a sus senos mientras hacÃa cÃrculos en su intimidad, pero decidió solo acariciarla y besarla.
*
Al dÃa siguiente, siendo las 12 del medio dÃa.
El ama de llaves se apresuró a llamar a Camelia, pero al no obtener respuesta, la mujer se acercó al ver el rostro rojizo, tocando su frente para darse cuenta que estaba ardiendo en fiebre.
Sacó su celular y marcó el número de su jefe.
Después del tercer timbre él contestó.
—Habla.
—Jefe, su novia tiene fiebre alta.
Blake se incorporó de la silla en un brinco al escuchar eso, la pura mención de aquella palabra hizo que su corazón diera un vuelco.
—Haz lo que tengas que hacer para bajarla, estaré allà pronto.
—Si, señor.
Tiempo después ella abrió sus ojos lentamente, la luz blanca hizo que parpadeara repetidas veces para acostumbrarse a la luz, observó todo el lugar, sin saber cómo habÃa llegado allÃ.
Se removió y se sentó en la camilla, sus ojos se detuvieron en el hombre que miraba una carpeta en sus manos y, aún no habÃa visto que ella ya estaba despierta.
—¿Hola?
Ella saludó dudosa, y él enseguida bajó la carpeta y la miró.
Camelia abrió mucho sus ojos al ver aquel rostro hermoso del hombre que estaba allÃ. —Hola, ¿cómo te sientes?
—Hola… —recordando la noche anterior con él, su rostro se tornó rojo como tomate y él esbozó una sonrisa; se acercó a ella lentamente.
Em… —carraspeo su garganta incómoda y dijo: —Creo… que bien…
Balbuceo nerviosa.
—Es bueno saber eso.
—¿Por qué… Estoy aqu�
—Un cuadro viral, estarás mejor en cuanto termines el antibiótico.
La muchacha entonces recordó lo que le habÃan hecho la mujer llamada Hanna y Diego, frunciendo el ceño empuño sus manos.
—¿Qué sucede? y no me digas que no es nada.
Camelia, vaciló y sin mirarlo le contó lo que habÃa sucedido.
Él entendió el por que ella estaba asÃ, cuando la encontró, pero no habló más del tema.
Ella bajó su mirada.
—¿En qué hospital estamos?
—Sanders.
Y como no, era uno de los mejores hospitales de la ciudad y, además de eso atendÃan a gente de la elite.
—Mi mamá está en este mismo lugar, si tienes cosas que hacer yo… estaré bien.
Blake, la miro.
—¿Tu madre está aquà también?
—Si, le dio un pre-infarto.
—Ya veo, las malas noticias la están afectando.
—Si.
—Quiero ir a verla, no soporto los hospitales y ya me siento mucho mejor.
—Hablaré con el médico.
Un rato después, el doctor llegó a la habitación.
—Señorita Miller, no puede irse; pero… me comenta mi amigo, que quieres ver a tu madre, puedo hacer que termines tu cuadro de antibióticos en la misma habitación que tu mamá.
Camelia se mordió el labio inferior y aceptó.
Media hora más tarde la chica, se encontraba caminando en dirección a su madre, con Blake llevando la bolsa de suero.
Al entrar la mujer que se encontraba leyendo un libro, se asustó al ver a su hija.
—¿Cami, qué ocurrió?
—Tranquila mamá, es solo un cuadro viral, nada importante.