El sonido de alguien la puerta me levanta, miro y confirmó que ella está aquí y no solo fue un sueño, me muevo de su lado y la cobijo, recojo la bata que ella traía puesta y me la pongo para luego abrir la puerta.
—¿Acabas de despertar?— me pregunta mi madre en cuanto abro la puerta
—Si ¿qué paso mama?.
—Traes un chupetón en el cuello, ¿Te acostaste con ella?— me dice molesta.
Salgo de la habitación y cierro la puerta, no quiero que la despierte con sus gritos.
—¿Por qué estás así? Nunca te intereso con quien cogía y las marcas que tenía.
Me da una cachetada ¿Me acaba de golpear? Y me rompió el labio.
—Ella está comprometida, ten más respeto conmigo Lilith porque soy tu madre y a mí me tienes que respetar no me importa que tengas 28 años sigo siendo tu madre.
—Entiendo ¿En qué te puedo ayudar madre?— le digo seria sin emoción alguna
—Ahora me estás tratando como si no fuera tu madre, no soy un cliente más mucho menos un empleado Lilith.
Me jala del brazo alejándome de la puerta y se me abre un poco la bata, revelando parte de mi pecho, cosa que de inmediato me acomodo.
—¿Estás desnuda? ¿En serio te acostaste con ella Lilith?— dice como si le doliera.
—¿Qué está pasando? ¿Por qué tienes el labio roto?— me pregunta mi padre.
—Se acostó con ella Abram, mírala trae chupetes como una cualquiera, se acostó con una mujer, una mujer comprometida.
—¿Es cierto, hija?.
—Hice el amor con la persona que amo, si eso me hace una cualquiera entonces si lo soy.
Maldita sea, camino y me agarra del brazo deteniéndome.
—A donde crees que vas no te dije que te podías ir.
—Camila— le dice mi padre.
—Voy a cambiarme madre, tengo cosas que hacer.
—¿Vez como me habla? Fría y seca, sin cariño— le dice a mi padre
—Puedes soltarme, está sonando mi celular y debo de contestar.
—Abram dile algo.
—Suéltala Camila, más tarde hablamos.
—Abram.
—Hazlo Camila.
—Gracias— le digo cuando me suelta.
Entró a mi habitación y miró a Matu sentada ¿Escucho todo? No el sistema estaba activado solo se podía escuchar el sonido cuando tocan la puerta, pero yo escuche la llamada, hay no trae mi celular en la mano.
—Debo irme amor, me están buscando.
—¿Quién era?.
—Él, debo de terminar las cosas.
—Vamos, necesitas cambiarte y desayunar primero— le digo mientras me siento frente a ella
—Discutiste con tus padres por mí— toca la herida de mi labio
—Lo escuchaste— bajo la mirada —Lamento que escucharas eso.
—No quiero que tengas problemas con tu familia por mi culpa amor.
—El problema no es por ti.
—Soy parte del problema no lo ocultes, no dijiste que debemos enfrentarnos a todo juntas.
—Cierto, tienes razón mi bella y dulce Matu.
—Tu cabello es un desastre— me dice riendo
—Es que una persona me sedujo y no me lo cepille después de bañarme.
—Tal vez esa persona no se podía resistir más.
—Me encanta que no se pueda resistir— me arrojo sobre ella y la beso —Además ella tiene un par de labios deliciosos y no pudo resistir poner mis labios en ese par.
—¿Par? Pero si… oh, oh señorita Adams qué pervertida— me dice de forma divertida
—Pero te encanta que sea así.
—Como no tienes idea.
—Vamos a cambiarnos que nos espera un día largo.
—Amor.
—Sí.
—¿Dónde está Alberto?.
—En un campamento por parte de la escuela en la ciudad.
—Ah, quería verlo.
—Vuelve en dos días, puedes verlo cuando regrese.
La cargo y la pongo sobre mi regazo.
—Extraño jugar con mi niño hermoso.
—Sabes que tengo dos hijos más, estoy en proceso de adopción.
—¿En serio quienes son? ¿Cuántos años tienen?.
—Tú los conociste brevemente, Esteban y Selena los dos de 16.
—¿Los que estaban en aquel lugar?.
—Esos mismos, pronto serán mis hijos.
—¿Qué dicen ellos de eso? Solo se llevan 12 años de diferencia.
—Están felices de tener familia y yo estoy feliz que sean mis hijos, Alberto está encantado de tener hermanos mayores cuatro años más grandes que él.
—Cierto mi niño siempre quiso hermanos, sin contar que eres una mamá muy sexy.
—Bueno tú no te quedas atrás, tu belleza debe de ser prohibida de lo peligrosa y perfecta que es.
—¡Amor!.
Le doy un beso y la llevó al closet.
—Aunque me encanta tenerte para mí debemos enfrentarnos al mundo.
—Te amo— me dice mientras la bajo
—Amor, cásate conmigo— le enseñó el anillo —Vayamos a registrar nuestro matrimonio y enfrentemos el mundo juntas como familia Adams.
—Lilith, debo de terminar este compromiso primero.
—Solo basta con una llamada y nuestro matrimonio queda registrado— sigo sosteniendo el anillo —¿Quieres casarte conmigo?.
—Pero y tu fiesta soñada, amor yo aún…
—No importa, la fiesta puede ser después, yo ahora quiero que seas mi esposa.
—¿Estás segura?.
—Como nunca lo he estado.
—¡Sí, si quiero ser tu esposa!.
—¿¡Sí!?— le digo
—¡Si quiero ser la señora de Adams!— me dice con lágrimas en los ojos y extiende su mano
—¡Te amo!— Gritó —Gracias, gracias mi vida— le sacó el anillo y le pongo el mío —Mi esposa ¿dónde está mi celular? Necesito hacer una llamada urgente.
—Arriba de la cama— la beso y la dejó en el closet
Agarro mi celular y hago la llamada diciendo que registren nuestro matrimonio y que preparen la noticia para liberarla cuando de la orden, también pido que manden un grupo de abogados para discutir los contratos de Matu.
Ella va a ser mi esposa a pesar de todo será mi esposa, mi dulce y bella esposa, voy al closet y la encuentro en mi cuarto de seguridad.
—¿Estás comenzando a escribir?— señala un pequeño estante
—Sí, son mis memorias apenas comencé.
—Llevas cuatro libros.
—En mis 28 años he pasado mucho.
—¿Ya hiciste la llamada?— se acerca y me besa
—Si e hice que escribieran un anuncio y mandaran abogados para ver lo de contratos.
—Tengo miedo— me confiesa
—Yo te protegeré siempre.
Nos besamos y después escogemos la ropa que nos pondremos.
Nos cambiamos yo escogí un vestido rojo y Matu uno azul, lo bueno que le queda mi ropa, miro la hora son las 11:20 am y a las 11:47 me marcan confirmando mi matrimonio con el amor de mi vida.
Y así ese 20 de marzo se convirtió en mi esposa, salimos de la habitación para que desayunara algo y los veo a todos en la sala.
—Buen día— les dice Matu.
—Buen día— les contestan todos excepto mi madre.
—Antes de que se enteren por la TV, quería anunciar que Matu se acaba de convertir en mi esposa, hemos registrado nuestro matrimonio.
—¿Te has casado?— me dice Atenea sorprendida.
—Sí, con la persona que más amo— la miro —Mi esposa.
—¡Felicidades, esperemos la ceremonia pronto!— dice Lucia
—Ya te habías tardado, se lo merecen— nos dice Samuel
—Hablemos en privado— me dice mi padre y se va a la oficina con mi madre
—Puedes agarrar lo que quieras o prepararte algo, es tu casa— le digo a Matu —Se aseguran que coma— les digo a los demás
—Iré contigo.
—Yo me encargo.
—Somos un matrimonio anda.
—Come y si te necesito salgo por ti.
—Segura, amor se miraban molestos.
—Segura— le doy un beso y me voy a la oficina
En cuanto entro mi madre me da una cachetada, la segunda en este día, trato de controlarme, volteo a mirarla y me da otra y otra sigue dándome cachetadas hasta que se cansa.
—¡Cómo pudiste casarte sin nuestro permiso!— cachetada —Y con una mujer, te casaste con una mujer— cachetada —Mi hija no haría eso, te desconozco— cachetada
Mi mente dejó de escucharla y contar las cachetadas que me daba, mi madre se había vuelto homofóbica ¿acaso, el cambio la volvió así? ¿Esto es lo que el destino me pondrá por cambiar de decisión? ¿Se cansará de golpearme? Puedo soportar los golpes, la vida ya ha sido lo suficientemente cruel conmigo y no me importa ser egoísta.
—Lilith no dirás nada— me dice mi padre.
—Como voy a decir algo si los golpes no paran padre.
—¿Por qué decidiste casarte así?— me pregunta mi padre
—Aunque les mostré y sintieron todo lo que yo sentí me preguntas eso ¿Realmente me preguntas por qué?.
Doy un paso hacia atrás e iluminó mis manos para sanar las marcas que me saldrían por las cachetadas.
—Pero bien si quieres saber por qué, es fácil la amo y quiero protegerla por lo que hice, ocasione problemas legales y económicos, sin contar que dañe su imagen, ustedes no criaron a alguien que no se hace cargo de sus actos.
—Tampoco criamos a una lesbiana— me dice mi madre con odio
—No, criaron a una persona para que fuera libre de amar a quien ella quisiera.
Se acerca y me da un puñetazo, no lo vi venir ¡Joder! Como quisiera que parara.
—Estoy decepcionada de ti Lilith decepcionada.
—Camila para, es nuestra hija.
—¿Lo es? Porque mi hija no haría eso.
—Increíble— le digo riendo —Lo siento madre, pero si realmente quieres a la hija que tanto dices, lamento informarte que murió cuando ella tenía 21 años, tengo el certificado de mi muerte por si quieres verlo.
Se me lanza y comienza a golpearme, puños, rodillas, patadas, trato de cubrir sus golpes, pero ella acaba de encender un fuego que no parara hasta qué esté satisfecho con lo que diga.
—Murió madre puede que no recuerdes, pero la vida me ha tratado como la mierda, tu hija que tanto quieres es una mujer dispuesta a matar a todos por quien ama, es una asesina entrenada y es una mujer que fue violada dos veces por quien le mataron el amor de su vida. Es una mujer que tuvo que comenzar desde cero en un lugar donde no conocía a nadie para proteger a su familia, es una mujer llena de traumas y cicatrices que no están a la vista y lo único que quiere, no lo único que exige es que respeten a quien decidió amar.
—Aunque te muela a golpes sigues hablando mierda.
—Oh madre— me levanto y la miró —Los golpes no son nada, he sido torturada, violada y me han matado un sin fin de veces que con un simple tronido de dedos— trueno mis dos —Desaparecen— me iluminó y solo queda la sangre en mi piel y mi ropa
—Lilith— me dice mi padre
—¿Qué padre?.
—¿Sabes que te va a entrar en razón?— dice mi madre.
Ella me mira y se sale de la oficina, mi padre va detrás de ella.
En cuanto salen reprimo las ganas de llorar y suspiro, porque actúa así, ella no es así. Mi quietud dura un momento cuando entra Atenea corriendo a la oficina.
—¡Mama se ha vuelto loca Lilith, tienes que ir le quiere disparar a Matu!.
Mi piso se movió y perdí el equilibrio, después de escuchar esas palabras todo se cayó era un silencio aterrador, las cosas se movían lentamente.
Mi madre quiere dispararle a Matu no puedo perderla no otra vez no, como puedo salgo de la oficina, Atenea trata de agarrarme no se para que, solo se que la alejó.
Veo como presiona el gatillo y de repente el sonido se activa, mis oídos escuchan gritos, veo a mis padres con los ojos muy abiertos y me giró a mirar a Matu que se encuentra llorando.
—¿Estás…?.
—¡No, Amor no, tú no!— me grita mientras se acerca ami y presiona mi estómago.
No la perdí.
—¡Mamá le disparaste a Lilith!— le gritó Atenea llena de ira
—Yo… Yo no sabía que estaba cargada.
—¡Morningstar has algo!— grita lucía llorando
Me aferro a Matu y le susurro que la amo, Morningstar me carga me siento liviana, es diferente de las veces que una bala ha atravesado mi cuerpo, esta no duele, no se siente.
Solo me siento triste, mi madre llegó a tal punto en donde está dispuesta a matar al amor de mi vida que aceptar que ella es a quien amo y mi esposa, ¿A esto llego mi vida? A tener que luchar contra mi familia.
—Amor, Morningstar está sacando la bala, sí, resiste— me dice llorando.
—Siempre— le digo entre lágrimas —Si estás a mi lado siempre resistiré.
—La bala está muy profunda, no puedo llegar necesitamos un médico.
—Pero si hay médicos, habrá policía ¡Mama que hiciste!— grita Atenea.
—Alberto, Alberto padre le sacó la bala a mama la última vez— Dice Esteban
—Me dijo mama— le susurro a Matu
—Si amor te dijo mama, pero shh ya no hables sí.
Esto me está costando la vida.
—Mi luz, mi Matu— busco su mano y la agarró —Tienes parte de mi alma.
—¡No, No!— me dice llorando
—Si— le digo e iluminó mi mano
—¡No, no, para!.
Trata de quitar su mano y de alejarla, pero la sostengo con fuerza, mi dulce Matu, lo siento.
—Ahora la tienes toda, cuídalos mi esposa— le sonrió y desaparezco
Alberto padre no iba a llegar, se cuando estoy muriendo, tambien se que esta bala es diferente venía de parte de mi madre cargada de odio.
Cuando un padre hace eso contra su hijo ocasiona su muerte sea poderoso o no, su cuerpo termina desapareciendo y extinguiéndose, decía la leyenda de aquel libro antiguo que leí hace unos meses ¿quién dirá que me pasaría eso? Pero sobre todo que fuera real, en conclusión mi muerte estaba destinada.