Solo bastó que John dejara de sentir el aroma de su pareja cerca para permitirle a Hank que estampara contra la pared a Nail sin delicadeza alguna. —Mierda —exclamó adolorido, cerrando fuertemente sus ojos mientras Hank lo mantenía atrapado ahí, con su antebrazo recargado en su cuello con la fuerza necesaria para no dejarle escapar pero si respirar. —¿Qué nos ocultas? —exigió saber John. —Y te advierto, que te convendría hablar —amenazó Hank cuando el humano se mantuvo en silencio, ejerciendo más presión en el cuello. —Si me matas, Sam te odiara —anunció observando a John, sonriendo levemente al contemplar cómo tensaba la mandíbula. Hank gruñó amenazante, con sus garras peligrosamente cerca de la superficie, un movimiento tonto y las enterraría en aquella piel. —Quiero saber qué es l