— ¿Por qué debería creerte? —Le pregunto— Nunca me has caído bien. Si ambos están enamorados y él quiere gobernar el mundo contigo, ¿por qué te voltearías en su contra para revelarme la verdad? —exijo. —No tienes que creerme —responde bruscamente—. No tengo nada que perder al advertirte. Si no me crees, pregúntale a él. Amo a Adam, y odio verlo con otra mujer, especialmente contigo. Esa es la verdad. Pero no estoy tratando de mentirte; él está haciendo todo esto para que estés de su lado, para que confíes en él. Como dije, pregúntale tú misma. No espero a que ella diga algo más; corro en la dirección en la que vi a Adam salir antes. Necesito alcanzarlo; necesito que me diga que todo esto es una mentira. Mis sentimientos, él no podría haber jugado con ellos. No sé qué pasaría si supiera q