Punto de vista de Amiera
Al día siguiente, Adam me espera en la entrada de la escuela y, sorprendiéndome, me levanta en sus brazos y me da un largo y dulce beso que me deja mareada cuando finalmente me suelta.
— ¿Estás lista para ir a clase? —pregunta, con las manos aún en mi cintura.
Asiento con la cabeza.
Estoy nerviosa, pero nunca he estado tan segura de algo en mi vida. Quiero que seamos abiertos; quiero que la gente sepa. No quiero pasar por lo que pasé con él y Lizzie en el pasado. Esto se podría evitar si la gente supiera dónde estamos parados.
Toma mi mano y, al entrar al pasillo, todas las miradas caen sobre nosotros. No tenemos que decir nada; el simple hecho de que estemos tomados de la mano debería mostrarles que no somos solo amigos. Como para enfatizar nuestra relación,
