La música era estridente, había gente de todos los estilos: punks, gente mayor, gente de traje, raperos con grandes cadenas brillantes y unos cuantos más. El trío de amigas levantó la mirada de unos cuantos, y juntas, charlando entre risas, se acercaron a las piezas de arte cuando un moreno de ojos claros invitó a Kami a tomar una copa y, mientras la perdían, un grupo de 5 entre hombres y mujeres, llamaron la atención de Lila hasta el otro ala del local, quién pensaba que Taína estaba a su lado durante todo el proyecto, pero que, en realidad, seguía absorta en una obra de arte un tanto oscura, donde se observaba una niña de trenzas y con un vestido maltrecho, que a su vez observaba dos caminos delante de ella que se separaban, mostrando, de un lado, un pasaje del infierno lleno de fuego, d