Una mala mujer cegada por los celos y cargada de envidia puede llegar a ser capaz de cometer la peor de las atrocidades con tal de preservar todo aquello por lo que había luchado. Para Olaya lo más importante era asegurar su lugar al lado del hombre con el que había soñado toda la vida, y si se veía obligada a matar para conservarlo, entonces lo haría sin dudar. -¡Quita tus manos de encima de mí! No tienes ningún derecho a tocarme. —vociferó Aisha forcejeando con Olaya que estaba en cólera. —¡Estás completamente loca Olaya, detente antes de que hagas algo de lo que puedas arrepentirte! Aisha tenía el corazón en la garganta viendo la caída de la plataforma por donde la amante de su protector pensaba arrojarla. —¡Me arrepiento de no haberte matado el mismo día que te cruzaste en mi cami