Nader apoyó las manos en la barandilla de la azotea de la empresa desde donde podía ver toda la ciudad. Él pensó en todo lo que conllevaba faltar a la Conferencia. Para Nader no se trataba solamente de ser bueno en su trabajo, él quería ser el mejor y había trabajado incansablemente por ese reconocimiento, pero Aisha era más importante que sumar una estrella más en su vida laboral. Él no podía dejarla, tampoco podía obligarla a ir por lo que ese viaje significaría para ella Entonces, después de darle muchas vueltas, Nader sacó su teléfono móvil y llamó a la única persona que podía sustituirle en un evento tan importante. El teléfono sonó unas cuantas veces, algo que al ingeniero le resultó extraño, pues la persona a la que llamaba solía contestar de inmediato. —¡Hola primito! —La v