Los rayos sol se filtraban a través de las cortinas, marcando el inicio de un día importante. Hoy era la segunda cita para la ecografía, el día en que la doctora nos diría si íbamos a tener niños o niñas. Estaba tan emocionada que apenas había dormido la noche anterior. Todavía no podía creer que ya estuviera de Diecinueve semanas. Los bebés no tardarían en llegar, y el solo hecho de pensar en ello hacía que mi corazón latiera más rápido. Era una sensación extraña y maravillosa a la vez. Iba a ser madre. Madre de dos pequeños seres que pronto llenarían mi vida de nuevas emociones, risas y tal vez algunas lágrimas. El cambio que se avecinaba era tan grande que a veces me sobrepasaba. Mis hormonas estaban alteradas y, cada vez que pensaba en ellos, mis ojos se humedecían. No era tristeza, e