Mamá estaba en su habitación, revisando su armario. Faltaban dos días para su viaje y como cada mujer enamorada, quería estar hermosa para su hombre. - Anastasia, ¿Cómo tu piensas, este vestido no es demasiado desafiante, para mi edad? – me preguntó, cuando yo entré en su habitación. - Mamá, este vestido te va como un guante. ¿Y de qué edad hablamos? Eres muy joven y muy hermosa. También lleva esta blusa, que me gusta mucho, – respondí yo, alegrándome por ella, porque nunca la vi tan emocionada. El teléfono sonó y el número de Iván se encendió en la pantalla. El corazón se me aceleró de nuevo en el pecho. Salí de la habitación de mi madre y me encerré en la mía. - Sí, - respondí a la llamada. - ¿Dónde estabas? ¡Te he llamado toda la tarde! ¿Por qué no cogiste el teléfono? - gritó él p