Esperaba que Iván llegara como había prometido, pero el reloj ya mostraba las once de la noche, y de mi favorito no tenía ni una noticia. Me ponía nerviosa y mi madre se dio cuenta.
- ¿Por qué no lo llamas tú misma? ¿Puede que tenga algo urgente?
- Su teléfono está fuera de cubertura, - le respondí, después de marcar su número y no oír mi voz favorita.
- Llama a Tatiana, puede que sepa algo, - propuso mi madre.
No quería llamar a mi amiga tan tarde, pero mi ansiedad y preocupación por Iván aumentaba cada minuto más.
- Hola, Tania, siento llamarte tan tarde, pero ¿sabes algo de Iván?
- No, hoy no le vi. Él estaba en el centro ayer, cuando le dije que Slav se había despertado. ¿Qué pasó?
- Prometió venir a buscarme por la tarde y no vino, - confesé, - y su teléfono está apagado.
- No
