CAPÍTULO IV-2

2315 Words

—Los despediste!— exclamó la Duquesa con un pequeño grito--. ! Claro que lo hice! Tú sabes tan bien como yo, mamá, que ya no tienes nada que vender. —Pero, si sólo iba a dejar que vieran una o dos de mis cosas— protestó la Duquesa, con aire de disculpa. —¿Joyas tuyas?— preguntó el Duque—. Ya no tienes ninguna. ¿Tengo que decirte una vez más, que las joyas que estás usando no son tuyas, sino que pertenecen a la familia? Tú vendiste tus propias joyas hace años. Y si alguien compra una sola pieza del legado familiar, estará cometiendo un delito e irá a la prisión. —Yo no entiendo nada de eso— contestó su madre con petulancia—. Y me parece intolerable que alguien que viene a verme, sin importar quién sea, sea despedido sin que se me informe. —Lo siento, mamá, pero he dado instrucciones a M

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