Capítulo 6

676 Words
Bajo del taxi y entro a su casa, hizo la cena y se sentó a comer en la sala, escucho el ruido de su celular y atendió. –Hola... –Hola Gimena. Hubo una pausa y ella suspiro, sabía bien quien era. – ¿Cómo conseguiste mi número? –Pregunto. –Tengo mis contactos. –Se ríe. – ¿Qué quieres? No quiero hablar ahora. –Solo quería hacerte acordar de la fiesta. –Ella hizo una mueca de fastidio. – ¿Me llamas para eso? Adiós. –Corta la llamada. –Que fastidio este hombre. Gimena se fue a acostar y dio vueltas en la cama hasta quedarse dormida. El día de la feria había llegado, la gente estaba vendiendo afuera y donaba ropa que no usaban para vender y recaudar fondos para el pueblo. Ella estaba buscando ropa y se encargó de que estuviera limpia para darla, la puso en una bolsa y la llevo hasta la sala para terminar de desayunar. El padre Lucas estaba en la feria y veía a la gente pasar en las calles. –Hola padre. –Dijo Gracia, sonreía. –Hola Gracia, ¿Cómo la está pasando? –Muy bien, gracias. –Se acerca más a él. – ¿Y usted? –También la estoy pasando bien. Miro a la calle y vio a Gimena con una bolsa llena de ropa. –Después hablamos Gracia. –Dijo y se va a donde estaba Gimena. Ella tenía puesto un vestido azul con unos dibujos con flores de color n***o, tenía su cabellera roja hasta los hombros, el trago saliva al verla tan hermosa, estaba con una bolsa y se la entregó a una mujer que se encargaba de la venta, sintió que alguien le toco el hombro y le recorrió un escalofrío en su cuerpo. –Padre. –Se dio la vuelta y lo saludo. –Veo que copero con algo. –Si. –Se ríe. –Busqué lo que tenía en el placar y encontré lo que no usaba. –Muchas gracias por haber ayudado. –No me tiene que dar las gracias padre. –Sonríe. Hubo un gran silencio y Lucas empezó a ponerse rojo, ella lo miraba con sus ojos azules y esperaba una respuesta de el pero no le salían las palabras. –Lo sé, pero tengo que agradecerte igual, por esto y por haberme ayudado. – ¿Otra vez con eso? Ya usted está tranquilo y nadie lo va a sacar de su iglesia. –El suspira. –Supongo que sí. –Al fin los encuentro. –Dijo Fabiana. –Los estaba buscando por todas partes. – ¿No vas a saludar? –Los tres se ríen. –Yo te saludo cuando quiero. –Bromea. – ¿Van a estar en la fiesta? –Pregunto y los dos se miraron. –Si... un...–No le salían las palabras. –Alguien me invito y tuve que aceptar. –Lucas suspiro. – ¿Con quién? –Quería saber. –Con Fernando... creo que lo debes conocer. – ¿Fernando? ¿El comisario? –Ella asintió. – ¿Estas locas? –Asombrada. –Es una mierda. –Yo también le dije eso, pero no con esa expresión. –Hablo Lucas. –Cálmate. –Le dice. –Solo es para que me deje de molestar, parece un abrojo. –Seguramente le debes gustar, ay amiga, no te va a dejar en paz. El padre apretó su mano y estaba muy molesto, saber que la estaba molestando lo puso muy enojado, no iba a dejar que se propasase con ella. –Ella sabe muy bien lo que hace. –Dijo el, estaba serio y ella lo miro. –Tiene usted razón, sé muy bien lo que hago. –Se va y los deja solos. Fabiana tenía una certeza de que a los dos le pasaba algo, nunca había visto así al padre tan molesto. – ¿Le sucede algo? –Le pregunta. –No, no me pasa nada. –Suspira y ella asiente. Los dos miraron a Gimena a lo lejos y vieron como Fernando se acercaba a ella para saludarla. –No me gusta nada ese tipo, no la va a dejar de molestar. –Molesto. –No sabía que le tomo tanto aprecio a mi amiga en tan poco tiempo. –Lo mira. –Es algo obvio, me defendió y fue buena conmigo...obvio que la aprecio. Fabi vio algo raro en él, algo que nunca le paso a él por ser sacerdote, pero se dio cuenta que él tenía sentimientos por ella, pero... ¿La amaba? No podía estar segura, él es un hombre de Dios y no puede estar con una mujer, pero sabía que si él estaba enamorado de ella a Gracia no le va a gustar para nada.
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