–Me pego muy fuerte pero voy a estar bien.
–Me dan ganas de matarlo. –Aprieta su puño.
–Eso ya paso. –Lo tranquiliza. – ¿Qué hizo que regresaras temprano? –Le pregunta.
–Te llame. –Traga saliva. –Y no me atendías, eso hizo para que regresara.
–Gracias a eso me salvaste. –Lo mira y le da un beso. –Me parece que tienes que volver a la iglesia, van a sospechar.
–No te quiero dejar sola. –Asustado.
–No te preocupes, voy a encerrarme y si veo algo sospechoso te aviso. –Acaricia su mejilla.
–Eres tan hermosa. –La vuelve a besar.
– ¿Aun que tenga un moretón? –Bromea.
–Si. –La abraza. –Estas hermosa, bueno me voy, prometo que volveré. –Caminan hasta la salida. –Te amo. –Susurra.
–Yo más te amo. –Sonríe.
Ella cierra la puerta y suspira, acomoda las cosas y llama a Fabiana.
– ¿Qué paso?
