Emmanuel escuchó cada palabra con total atención, le acercó un vaso con agua, cuando sintió que las lágrimas intentan salir y que ella reprime, la están ahogando. —Si quieres vamos a otro lugar, donde puedas liberar lo que sientes—le dijo mientras toma su mano. —No, mejor te sigo contando después de almorzar—dijo Brenda, limpiando las pocas lágrimas que han logrado escapar. Se tomó el vaso de agua y con él ahogo la tristeza que sentía. Mientras Emmanuel preocupado por la tranquilidad de la joven tiene una idea, llamando al mesero le pide que le empaque el pedido para llevar. Comerán al aire libre. Minutos más tarde llegaría el pedido, p**o la cuenta y salieron del restaurante sin previo aviso, dejando a Mateo Santodomingo sin poder seguirlos. —¿A dónde vamos? Pregunto Brenda.