La empleada se acerca al invernadero y les informa de la visita, mirando sus caras con una mezcla de sorpresa y malestar.
Sin demora se dirigieron al interior de la casa, sabían que sería un momento de tensión y lo mejor era estar junto a Brenda.
Pero su padre ya había enviado a una de las empleadas a buscarla, recomendandole que fuera muy discreta y no le informará de la visita.
Sin saber de la visita, pero sospechando de que quería hablar su padre con ella, decide llevar con ella la carpeta donde tiene los documentos que solo necesitan su firma para ser aceptada en como interna en el convento que dirige el padre Oscar, amigo de su hermano.
Al abrir la puerta de la habitación se encontró con su hermana, su madre y su hermano, sus caras de preocupación le indicaban que no le esperan muy buenas noticias.
— Hermanita, creo que llegó el momento— le dijo Xiomara, dándole un abrazo.
— ¿Por qué? ¿Qué pasa, por qué tienen esas caras de preocupación? — dijo Brenda dando dos pasos adelante y cerrando la puerta de su habitación.
—¿Papá te ha mandado a llamar?—preguntó Franco, tomando la carpeta que su hermana tenía en la mano.
— Sí y he decidido darle a conocer mi decisión de una vez para que se las dé a conocer a sus buenos amigos — Contestó Brenda decidida a bajar de una vez.
— Hija, por favor no vayas, acaba de llegar Claudia Santodomingo, con su esposo y sus dos hijos.
— Mamá no te preocupes, pongamosle fin a todo este conflicto, sé que te afecta todo lo que está pasando y a mi me cuesta contener mis ganas de decirle unas cuantas cosas a mi padre.
Para evitar que en algún momento, se me escape todo aquello que tengo guardado lo mejor es dar a conocer mi decisión y estar preparada para lo que venga.
Los tres bajan las escaleras y se encuentran con que los esperan en la sala, con ellos un par de camarógrafos reconocidos junto a algunos periodistas de la farándula.
Las empleadas llevan bandejas con pasabocas y otros entremeses, Arturo ha pedido que sea destapada la mejor champaña.
Sofía se adelantó dejando a sus hijos al final de las escaleras.
— ¿Se puede saber qué celebramos?— preguntó la esposa tratando de disimular su molestia.
— ¿Qué más va a ser? La unión de nuestras familias, es hora de poner fin a la espera, Brenda me ha dado a entender que ya ha tomado la decisión y se que aceptará la propuesta sin reparo— dijo Arturo con una amplia sonrisa, mientras sirve las copas que deben estar listas para el brindis.
—¿Estás seguro que tu hija aceptará? No la veo muy convencida, es mejor que no te hagas ilusiones— dijo Sofía dando la vuelta y dejándolos a todos mirándose las caras, estaban tan convencidos de que Brenda estaría dispuesta a seguir con el juego que la duda de Sofía llega a molestarlos.
— Espera — dijo Arturo — Ve y llama a tu hija, dile que no acepto excusas y que con gusto iré a sacarla del cuarto.
— Tranquilo señor, Castillo, aquí estoy, no tiene que mandar a nadie a buscarme— dijo Brenda entrando a la sala con una carpeta en la mano.
—Hija que bueno que estás aquí, hoy es el día de oficializar el noviazgo de ustedes dos, mira, serán noticia nacional, ven siéntate aquí para tomar algunas fotos— dijo Arturo haciéndole espacio junto a él, tratando de opacar la molestia de su hija.
Siguiéndole el juego a su padre, Brenda se sienta a su lado, las cámaras enfocan a la joven toman algunas fotos, están a la espera, ansiosos por captar momento en el que se anuncie el compromiso de la joven pareja.
Mateo Santodomingo se sentó a su lado, con una sonrisa tan falsa como su inocencia, trata de tomar su mano pero Brenda le esquiva, lo intenta nuevamente y ella opta por pararse.
— ¿A dónde vas hija? Falta lo más importante el beso que sella el compromiso— dijo su padre, disimulando la rabia que le causa la actitud de su hija.
De pie, frente su padre con lágrimas cayendo por su rostro, Brenda expresó sus sentimientos
— Lo siento papá, intente hacerlo por complacerte, por no sentir que te había fallado, pero no puedo, no soporto tenerlo cerca y siento fastidio cuando me toca— dijo Brenda, entregando la carpeta a su padre.
—¿Qué es esto? Preguntó Arturo, sin querer abrir la carpeta que su hija le ha entregado, déjate de cuentos ven continuemos con esto.
—No entiendes, no me voy a comprometer con el hombre que me violó, no puedo, no lo soporto, entiéndeme por favor.
Las cámaras aun al aire, toman cada palabra que sale de la boca de Brenda y lo trasmiten a nivel nacional, Brenda continúa hablando, mientras Patricio Santodomingo trata a toda consta de sacar a los periodistas que tienen algunas tomas de lo sucedido esa noche en la casa de los Castillo Bravo, Arturo por fin revisa la bendita carpeta que le paso su hija, al ver su contenido cae de golpe en el sillón.
Mirando a su hija años ojos pregunta:
—¿Me puedes decir qué broma es esta, prefieres el encierro a apoyarme en este momento?
—Papá por favor firma los documentos, hasme ese grande favor, si en algún momento llegaste a quererme como tu hija, te ruego que los firmes.
Sin saber que hacer miro a su esposa buscando alguna ayuda, pero su mirada es tan suplicante como la de su hija, sin tener otra opción decide firmar, justo cuando regresa Patricio Santodomingo.
—Tu hija acaba de arruinar a mi familia, mis hijos serán señalados por todos, sabes cuantos televidentes estaban viendo la trasmisión.
Chiquilla insolente, me encargaré de que te hagan la vida imposible en el convento del padre Ortiz, estarás en unas semanas suplicando por casarte con mi hijo.
Tomando la carpeta rápidamente, se dirigió a su habitación, para cuando su padre quiso cambiar de decisión ya era demasiado tarde, Brenda ya estaba en su cuarto alistando sus maletas.
Arturo subió las escaleras corriendo, cuando llegó al segundo nivel camino despacio hasta la habitación de su hija encontrándose con la puerta entre abierta. Sus manos temblaban cuando empujó la puerta y sus ojos se humedecieron cuando observó a su hija metar algunas cosas en su maleta entre ellas.
—¿Cuál es el nombre del convento a donde vas?
—Solo te diré que no es ninguno de los conventos que reciben donaciones de ti o de mamá, ni tampoco es de los que visita el padre Ortiz.
—Entonces de verdad estas decidida a ser monja.
—No sé si llegue a ser monja, hay que recorrer un largo camino antes de decir los votos, pero por ahora te diré que estaré como novicia, espero con eso logres sentirte mejor con tu conciencia.
Pero Arturo no se sentía nada bien, no pensó que su hija tomara una decisión tan drástica, no esperaba que ella tuviera un carácter tan fuerte, se lamento por perder a su niña, a la que en algún momento fue su consentida.