8 | Secretos sangrientos

3466 Words

—¡No es mi hija! —gritó Cassio al mirar el dedo dentro de la caja escarlata que Styx envió—. ¡No es el dedo de mi hija! El dedo estaba sobre un trozo de seda, dentro de una caja de collar aterciopelada, alargada y delicada. No hubo gritos, nadie se sorprendió, pero hubo un silencio cuando el dedo llegó a su puerta sin remitentes. Llegó envuelto, cubierto de sangre, con el anillo de Tarver. Cassio no lo podía creer, no lo creyó de inmediato. Se sorprendió, por supuesto, pero no le dio cabida a la duda cuando detalló que ese no era el dedo de su hija. Estaba seguro. Quizás era parte de la negación, pero no era ella. Para todos sí era, no para él. —¡No lo es! —aseguró Cassio—. Y si no lo creen, sométanlo a una prueba de ADN. No tardará en aparecer de nuevo, y no permitiré que se meta en mi

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