Lorena llegó a la casa de Cristian. El chofer abrió la puerta del auto y la joven bajó del vehículo. —¿Ya sabes lo que le dirás a mi padre cuando lo veas? —preguntó el joven cuando caminaba a su lado. —No sabré qué responder si no sé las preguntas. —Hablo de la fiesta de mañana. —Ah… —Lorena dejó salir una pequeña risa—. Quieres que le pida permiso. —Claro que no, así mis padres no quieran, iré a la fiesta. Pero la idea es no tener problemas en mi casa cuando llegue. Es horrible que te echen un sermón mientras pasas una resaca. Los jóvenes caminaron hasta la pequeña sala donde se encontraba el piano, allí vieron al señor Vides tocando el piano alegremente, pero dejó de hacerlo cuando notó la presencia de los jóvenes. —¡Oh…! ¡Hija! —soltó alegremente mientras se levantaba de l