Marc trató de mantener la compostura, pero todo se fue al piso cuando pudo sentir su mano humedecerse entre el agarre de Miguel. “¿Qué es esto?” pensó. Con algo de fuerza pudo soltarse del agarre de Miguel y así poder hacer espacio entre los dos, ya que Miguel había invadido su espacio personal. —Piérdete, Miguel —le dijo mientras dejaba el vaso de coctel sobre la mesa. Marc se marchó de allí y se dirigió a la pista de baile donde se adentró entre la multitud. Estando lejos de Miguel sintió que volvió a sus cabales, fue una sensación muy extraña cuando estuvieron tan cerca, era mejor no volver a hablar con él, no hasta que acabara la noche. —¡Marc! —escuchó que lo llamaron. Era la joven pelirroja con la que antes había hablado. —¡Llegué, cariño! —soltó alegremente—, lo prometid