Rafael Moretti —Primero, ¿estás comprometido? ¿Cómo sucedió esto de la noche a la mañana? —pregunta con tono de ironía en su voz. Sonrío ampliamente, con sarcasmo, y me levanto de la silla. —Soy rico, inteligente, exitoso y, por supuesto, no puedo olvidar lo más importante, mi belleza, que no se compara con nadie de nuestra familia, está por encima de todos en nuestro entorno, así que no es difícil que esté comprometido —digo con sarcasmo y él frunce el ceño, aparentemente no le gusta mi respuesta. —Estás tramando algo, estoy seguro de que nunca encontrarías una esposa, voy a descubrir tu juego, Rafael, y será pronto —dice mientras me mira fijamente. —Adelante, primo —digo volviendo a sentarme y prestando atención a mis informes —Debes saber que no vas a ganar ni un centavo de lo que