Rachel. A pesar del odio que me tiene, el cual es notorio no solo por mí sino por mi familia, Jenna se queda en la sala de espera a solo unos asientos de distancia. Por suerte ha sido lo suficientemente inteligente como para mantener su boca cerrada pues creo que sabe que no le conviene crear un problema por el cual puedan llegar a negarle la entrada. Teniendo que convivir con ella y su mala vibra, tanto mis padres como yo preferimos tener cero conversaciones que incluyan a su esposo y mantenernos ocupados en otras cuestiones, aunque mi hijo siempre es el tema principal entre nosotros. Después de varias horas, en las que incluso el día comenzó a pasar hasta dejarnos en la oscuridad, no tenemos noticias sobre ninguno de los dos. No negaré que estoy preocupada, pero conozco tan bien al