Todo el transcurso a casa, se la había pasado ensimismada, perdida en lo profundo de sus pensamientos, podían secuestrarla nuevamente y ella ni siquiera iba a percatarse. Era tarde y sentía que su corazón estaba confundido. –Gracias Jaime –dijo al bajarse del auto. Se sentía aún, muy aturdida por lo acontecido. –De nada señorita –contestó el hombre que por años había trabajado para la familia de Devon. Entró a la mansión y se encontró con todos sentados en la sala. –¡¿Holly dónde estabas?! –preguntó Jane, mientras la abrazaba con fuerza. – ¡Qué bueno que estas bien! – la estrujó más. Gilbert que ahí se encontraba también, sintió que al fin pudo repirar con tranquilidad, después de verla completa y Nicolas solo agradeció el hecho de que su pequeña prima estuviera a salvo. –¡Nos tenía