When you visit our website, if you give your consent, we will use cookies to allow us to collect data for aggregated statistics to improve our service and remember your choice for future visits. Cookie Policy & Privacy Policy
Dear Reader, we use the permissions associated with cookies to keep our website running smoothly and to provide you with personalized content that better meets your needs and ensure the best reading experience. At any time, you can change your permissions for the cookie settings below.
If you would like to learn more about our Cookie, you can click on Privacy Policy.
Y a él siempre lo ha impresionado mucho el Duque de Sauerdun. He oído hablar de él y sus caballos, a través de los años, que es ya casi como si fueran míos. –Y lo serán, en el curso del tiempo– expresó Christopher con amargura. –¡No los quiero!– protestó Loretta–. ¡Y no quiero a su hijo, tampoco! Christopher contuvo la respiración. –¿Por qué no te fugas conmigo, Loretta? Debido a que ella había estado pensando sólo en sí misma, Loretta lo miró y por primera vez desde que llegara, sus ojos no se mostraron furiosos, sino suaves y gentiles. –¡Mi querido Christopher!– dijo–, si estuviera enamorada de ti, no vacilaría ni un momento en hacerlo. –Entonces, deja que yo te lleve lejos de aquí– suplicó Christopher. Ella movió la cabeza de un lado a otro. –Porque te tengo mucho cariño, no po