Capítulo 2- El Viaje

4371 Words
Jamás había estado tan nerviosa desde el día que presenté mi examen para la facultad y cuando recibí mis resultados. No sé con lo que me voy a encontrar, no sé cómo reaccionaré cuando los tenga de frente, ¿qué habrán dicho de mi a los clientes, y a todos los que conozco? Se lo que le dijeron a Roberts de mí; el pobre casi le da un infarto cuando me escucho y al verme no podía creerlo, pensaba que estaba viendo a un fantasma; y no lo culpo. Lo era, parecía un cadáver pálido y sin nada de masa corporal. Flashback. - Por Dios - no salía de su asombro - de verdad eres tú, más delgada, pálida, pero eres tú. - Gracias por venir, no sabía a quién llamar. - Por Dios Ariel, es que no puedo creer que estés viva. - ¿Cómo que no puedes creer que estoy viva? ¿Morí? - lo pensé por un momento, tal vez así sea y tenga sentido - puede ser, dónde estaba no era muy diferente a estar muerta, aunque nunca lo he estado. Me abraza y me quedo en shock, hace más de un año que nadie se acercaba con un gesto de cariño o afecto a menos que sea para administrarme inyecciones. - Pareces asustada. - No, bueno es que... Hace mucho que nadie me daba un abrazo. Su mirada pasa por todo mi cuerpo tratando de convencerse de que soy real. - ¿Dónde has estado? - No lo sé muy bien, pero sé que es el infierno o se le parece demasiado. - Vamos al hotel, te das un buen baño, te pido algo de ropa y comida. Debes estar hambrienta. - Hace mucho que no sé lo que es un buen plato de comida, realmente no creo que me pueda pasar nada de alimentos. - Mejor vamos al médico a qué te revisen. - ¡No! - lo empujé alejándome de él - no quiero ir a ningún médico, ni centro, nada, no debí llamarte. - Tranquila - se trata de acercar - Ariel, cálmate. Trató de huir corriendo por toda la calle con el detrás de mi mientras en mi mente se vienen médicos, enfermeros e inyecciones. - ¡Ariel! - me atrapa en sus brazos. - ¡Suéltame, no quiero ir contigo a ningún lado! ¡No quiero médicos, eres como él! - ¡Cálmate! - trato de que me suelte, pero me abraza mucho más duro - ¡Ariel, Basta! Me voltea para que lo mire de frente, sin soltarme. - ¡Mírame y respira! ¡Soy yo! ¡Roberts! - el empieza a inhalar y exhalar pidiéndome que haga lo mismo que él hasta que mi cuerpo se empieza a apaciguar. - No quiero médicos. - Está bien, no iremos a ningún centro de salud. Vamos al hotel y ahí hablaremos de lo que ha sucedido ¿De acuerdo? - después de lo que fueron minutos de convencerme, afirmo. Caminamos hasta el coche, me subo desconfiada pensando si hice bien en llamar a Roberts, me miraba extraño y confundido. Al llegar al hotel, me dio un buen baño y me dio algo de ropa nueva. - Se siente bien y cómoda. - Pensé que te quedaría un poco grande. - Me queda bien, podría quedarme mejor, pero a lo que usaba está bien. - es cierto cualquier cosa era mejor que una bata delgada y mugre. Suena la puerta y me pongo en alerta, Roberts abre, es un señor que por su vestimenta y bolso debe ser doctor. Lo miro asustada, me traicionó; sabía que era mala idea llamarlo. - Ariel - se acerca con precaución - sé que no quieres ir a un hospital, ni ver enfermeros; pero necesito que alguien te vea y me diga que estás bien. - ¡No estoy bien! ¡no quiero que nadie se me acerque! - ¡Escúchame! Me llamaste porque confías en mí, no dejaré que nadie te lastime, estaré aquí en todo momento. Deja que te revise, vea cómo estás y que necesitas, por favor. Algo en su mirada me hizo confiar - no quiero que me pongan nada - pero su preocupación es evidente. - Si no lo amerita no se le pondrá - responde el médico y miró a Roberth. - Aquí estoy - me abraza - no dejaré que nada te pase. Dejo que se me acerque mientras me examina, Roberts me da la privacidad que necesito cuando se amerita del resto, no se aparta de mí en ningún momento. Me va haciendo preguntas que voy respondiendo a médica que avanza con el examen. - Tienes varias lesiones de inyecciones. - Necesitaban tenerme dopada, en vista que no me gustaba tomar nada me inyectaban - Roberts se ve molesto. - ¿Sabes que te administraban? - Me imagino que sedantes, apenas entraban en mi cuerpo perdía fuerzas e incluso pensar era agotador. - Demonios - escucho a Roberts susurrar mientras el médico nos ve. - Debo hacer un examen más profundo. - me dice pidiendo permiso para ver mis partes íntimas. - ¿Es necesario? - pregunta Roberts asustado y mucho más rabioso que antes. - Es lo mejor si la tenían sedada, hay que verificar todo. - me dice el médico dándome a entender lo que quiere buscar. - No hubo abuso o eso creo, en mi mente no se vienen imágenes. - Tal vez solo recuerde pequeñas cosas antes de perder el conocimiento. - Tú decides Ariel. - No quiero estar sola, no me dejes sola. - Está bien, de aquí no me voy a apartar. Se voltea dándome la espalda mientras me desvisto y el médico empieza a revisarme, es incómodo y él me toma de la mano viendo mis ojos. - Seré lo más preciso y rápido que pueda - menciona el médico. - Tranquila, será breve y luego volverás a tú vida. - No hay vida a la cual volver. Aprieto sus manos cuando siento que el médico me empieza a examinar, no quiero ni pensar en que pudieron abusar de mi en algún momento. Aunque no lo creo, él siempre fue muy celoso y posesivo para dejar que alguien si quiere me miré de forma descarada. - Listo. Me siento cubriendo mi desnudez, mientras él hace algunos apuntes y habla con Roberts. - ¿Y bien? - Signos de abuso s****l no hay, pero su cuerpo si está débil, carece de masa corporal, de un buen color y algunas lesiones aún están cicatrizando. Lo dirá por los fletes que me dieron por intentar escaparme en estos días. - ¿Le quedará cicatriz? - No, son superficiales. Quién lo haya hecho no parecía que quisiera hacerlo. No lo dudo, el joven que indicaron era nuevo y llevaba una semana cuidándome, fue quién me ayudó a escapar. - ¿Y su estado nutricional? - Debo hacer algunos exámenes - me observa - debo extraer sangre, pero es evidente que con tantas inyecciones no querrás ni ver una - su mirada vuelve a Roberts - a simple vista se puede notar que tiene un estado de desnutrición, hay que saber qué grado. - ¿Qué debemos hacer? - Ahora mismo, laboratorios - inyecciones no - descansar, empezar hacer ejercicios para que empiece a ganar masa corporal, tomar suplementos vitamínicos y una buena dieta balanceada. Saca su libreta anotando algunas cosas, me imagino son las indicaciones. - También sería bueno que viera un psicólogo y la ayude. - ¿Un psicólogo va a evitar las ganas que tengo de matar a quién me hicieron esto? - mi tono fue de rabia. Roberts me mira sorprendido, es la mira vez que me escucha realmente molesta, y lo estoy. Dos años encerrada en una habitación sin nada excepto mis pensamientos provoca eso y más. - Ariel - escucho su voz y regreso a la realidad, no sé en qué momento se retiró el médico - el doctor dice que debe hacerte unos exámenes mañana por tu bien y verificar el grado de anemia que debes tener. - Severo. Si no comía nada, no iba a arriesgarme a que me envenenaran. - Te pedí algo de comida, es algo ligero para que no te caiga mal - me sonríe acercándose a la mesa. ¿En qué momento llego la comida? No lo sé, pero ahí estaba y era bastante. - No sabía que querías comer, te pedí varias cosas que te gustan en especial - destapa la comida y me llega el olor de mi comida favorita. - ¿Pediste cerdo gratinado? - se ríe firmando - ¿eso es una comida ligera? - No, pero me imaginé que te gustaría; aunque también te pedí una pasta con champiñones y una hamburguesa con extra de carne y papá fritas. Si no te apetece ninguna, tienes ensalada César y de vegetales. El olor me despertó el hambre, quiero comerme todo y empiezo a comer, Roberts simplemente se ríe. - Menos mal no te iba a pasar ningún alimento. - Se me había olvidado lo rico que sabe está comida, no sabía el hambre que tenía hasta que me llegó su olor. Gracias por esto. - No tienes que agradecer, con gusto te apoyo. Cuando quieras contarme que paso, estaré listo - afirmó comiendo, todo está delicioso - llamaré a casa para avisar que estoy contigo. - ¡No! Nadie puede saber que me escapé, no puedes decirle a nadie. - Ariel, Henry y Paula, nuestros amigos, tu esposo todos van a estar... - Destruidos - me mira sin entender - ellos son los responsables de que yo estuviera ahí, ellos fueron los que me encerraron en ese lugar, no puedes decirle. - Ariel, escúchate. Hablamos de tus mejores amigos. - Tal vez ellos no, pero el resto son un cáncer que se metieron en mi vida y me agarraron desprevenida hasta dejarme en esto que ves ahora. - A ver. Ariel, hiciste un viaje de negocios aquí en Brasil, decidieron como pareja tomarse una semana más para celebrar su triunfo y cuando él regreso dijo que habías muerto en un accidente, eso nos destrozó a todos. - ¿Te parece que estoy muerta? Ese viaje para mí era cerrar un proyecto que me elevaría en mi carrera, pero mientras yo celebraba un logro ellos planeaban desaparecerme y lo hicieron bien ¿Cómo se supone que morí? Porque te aseguro que él y sus amigos saben perfectamente que muerta no estoy. - Te ahogas en una de las playas de rio de Janeiro cuando salió una embarcación. - Debí imaginar que me matarían, ahora que lo pienso ¿Por qué no lo hizo? Sería más fácil. - No estoy entendiendo nada de esto. - A mí me llevo mucho entenderlo y aún lo estoy haciendo ¿Me ahogue en el mar? Pues el mar me atraído de regreso siendo otra. - Te escucho, suenas como tú, pero no te ves igual. - Ahora no me reconozco ni al verme al espejo. - Debo buscar tus documentos para viajar a Canadá, te vas conmigo a casa y ya estando allá pensaremos que hacer. Ahora debes recuperarte. - ¿Prométeme que no le dirás a nadie que estoy viva? - April lo sabe, se lo dije antes de venir, aún no lo cree. - Llámala y dile que no le diga a nadie. Prométemelo. - Está bien, la llamaré. Flashback. Ahogada y muerta, interesante. Vamos a ver cómo reaccionan ante los muertos. - ¿Nerviosa por regresar? - Roberts me entrega una botella de agua - puedes retroceder, aún estás a tiempo. - Sabes que debo hacer esto - vuelvo a ver hacia la pista - los nervios no son por regresar a casa es por qué no sé cómo reaccionaré ante ellos, capaz los maté y te toqué ir a buscarme a la cárcel. - Eso no sucederá, eres una mujer inteligente que tiene planeado todos sus pasos y tienes un objetivo que no te permite hacer ese tipo de locuras. - Eso es cierto. - Prométeme que me llamaras apenas te instales. - Por supuesto, te voy a extrañar. - No te preocupes, termino lo que tenemos aquí y le digo a April para darnos unas vacaciones por allá. - Tan linda, también la voy a extrañar mucho, me ha apoyado tanto. Es una linda cuñada. - No es tu cuñada, es una amiga. - Una amiga que tienes por más de un año y la celas cuál novio. Ya estás en edad de casarte. - Amo mi soltería, si estuviera casado no tendría la libertad de hacer lo que quiera sin dar explicaciones. - ¿Te das cuenta de que siempre le andas dando explicaciones a April aun cuando ella no te las pide? Acepta que estás enamorado de esa mujer tienes cuarenta años, hombre y prácticamente vives con ella. - Deja tu invento, la quiero, me gusta mucho, me hace sentir bien, es una mujer madura, me da buenos consejos y cuando estamos juntos me hacer sentir completo. - Y solo son amigos. - Ya, deja el tema - hombre terco - no te rías. - No lo haré, pero ya veré cuando me estés invitando a la boda. - Ya me casaste; increíble. - se toma su café - ¿Leíste el contrato? - Sí. Me acosté tarde, pero lo hice, hice unas propuestas nuevas, te traje una copia y le pase una a ellos, nos beneficia a ambos, no creo que vayan a negarse. - Observa su reloj - en este momento ya les debió haber llegado el contrato con los Whight ¿Crees que los llamen? - Conociendo al controlador de mi ex, no lo dudes. Va a querer saber hasta el último movimiento, mucho más cuando está detrás de ellos hace años. - Joel es capaz de contestarle el teléfono y mandarlo al infierno. - Ese trabajo me corresponde a mí. - Joel es pesado con los negocios, tal vez lo escuché si sabe que es de tú empresa, lo que me preocupa es que le diga de ti. - Él sabe que su único contacto a negociar somos tú y yo. - Yo creo que más tú qué yo, pero vio que soy muy sobreprotector contigo. - ¿Me estás buscando pareja? - No, pero no soy ciego. Le gustas y mucho, sin embargo, se ha mantenido distante porque sabe que estás casada. - Divorciada y a un paso de ser viuda - me mira con reproche y me río - si vieras tu cara. - Graciosa. - No bromeo, firme los papeles que lo garantizan. - Creo que le gusta el plan viudo, no me habló de divorcio. - ¿Por qué lo haría si dijo que era viudo? - Muy cierto. Cada vez que pienso en eso la cabeza me explota - hablar de eso, se le nota que le molesta, no lo culpo; a nadie le gusta enterarse que le han mentido con algo tan delicado - Lo que me cuesta creer es que hayan hecho esto para quedarse con todo - se toma una copa de vino - Joel se mantendrá lejos de ti, es respetuoso. - Bonita manera de cambiar el tema, y que drástico. - Es mejor hablar de cosas agradables antes de que me molesté. - Podemos hablar de April. - Ya sabes de ella, con lo amiga que se han vuelto. - La aprecio mucho, me ayudó a salir de todo esto junto contigo, es una gran mujer. - Lo sé, es maravillosa - le brillan los ojos cuando la menciona - Me preocupa que no te dejen entrar a la empresa. - ¿Por qué no podría? Es mía. - Él es el dueño ahora. - No del todo, fui una estúpida enamorada que lo convirtió en mi socio, pero sigo siendo una mujer de negocios que sabe cuidarse; o por lo menos en esa área. Dejé cláusulas que limitan su estatus al momento de divorciarnos, me imagino que por eso me hizo pasar por muerta o tal vez si quería matarme; ya ni sé. El caso es que estoy viva y las cláusulas están ahí. - Me dices esas cosas y me preocupa dejarte ir sola a Chicago. - Nos vernos en la próxima junta, un mes y medio pasa rápido. - Me va a parecer eterno, estoy realmente preocupado. - Ellos no saben quién soy, en lo que me convirtieron; les quedará muy difícil lastimarme. - No te confíes en eso, vas a ciegas, no sabes quién es quién en esta historia. Ten mucho cuidado. - Ese es el motivo de porque no confiaré en nadie. ¿A qué hora sale tu avión? Resulta que Roberts también debe viajar, pero a España tuvo un problema en una de sus obras. - En dos horas, si veo que la situación es más complicada te llamó para que me ayudes. - Por supuesto, con mi conocimiento de leyes seré una ayuda excelente. - Veo que conservas tu sentido del humor. - Es sarcasmo, cariño. - Lo sé, pero hablo de tus dotes de ingeniera, lo que sabes de leyes es lo mismo que yo podría saber. - No sé cómo podría ayudar, pero ahí estaré por si debemos enterrar a alguien - se ríe. Una hora después escuchamos el llamado de mi avión. - ¿De verdad vas a irte? - Hasta el último momento se conserva las esperanzas ¿Verdad? - Siempre - me abraza acompañándome hasta la puerta de embarque - espero que al volvernos a ver, estés más tranquila. - Yo no cuento mucho con eso, no voy a enfrentar a un grupo de inocentes personas, me van a dar guerra. - Ni porque quiero darme un poco de positividad, me dejas. - ¿No debería ser al revés? - No, tú no necesitas positivismo. Necesitas esa rabia que tienes para mantenerte en pie - me abraza, necesito esté abrazo - llámame por cualquier cosa. - Lo haré, cuídate en España. Nos vemos pronto. De repente suena su móvil y su expresión cambia - ¿Quién es? No parece nada bueno. - Es de Chicago, especialmente tú empresa. - ¿Mía? - me muestra la pantalla ArT-Cantillo. CC. - ya están buscando información del proyecto, debe ser él. - Esperábamos esto, ¿No es así? - vemos la puerta - ya vete antes de que cambie de opinión y evité que te vayas. Su teléfono vuelve a sonar y está vez sale el nombre de mi ejemplar esposo. - ¿No le vas a contestar? - Lo mataría si le contesto. - Debe saber que algo sucede, no le has contestado las llamadas en todos estos meses. Me mira con una sonrisa perversa y contesta ¿Qué hará? - Hola, debe ser importante si me llaman de la empresa y ahora lo haces tú. - Hola Roberts, por fin respondes mis llamadas - lo puso en alta voz; escuchar su nombre hizo que mi piel se erizará, la pregunta es ¿De rabia, miedo o gusto? - ya iba a pensar que algo malo te había sucedido, si no es porque veo las noticias y amigos en común me hablan de ti. - Estado ocupado en un asunto muy relevante ¿Qué deseas? - Sí que te da gusto escucharme. - Estoy a punto de tomar un vuelo. - Me acaba de llegar un contrato de los Whight, pero su empresa no da información solo con quién están haciendo negocios. - ¿Y me llamas, por qué? - yo soy irritante, pero Roberts molesto es un ser nada agradable. - Porque solo me dicen que hablan con los socios de la empresa y hasta lo que se solo somos dos; tú y yo - ¿Así? ¿Y yo dónde quedé? - Yo no estaría tan seguro de eso, no te preocupes, los whight pronto irán hablar del nuevo proyecto - le hago señales de que debo subir al avión - debo irme. - Roberts te recuerdo que las pautas que están en tu contrato es que solo intervienes en la junta, pero tomas decisiones finales las tomo yo. Debiste decirme esto. - ¿La toma él? no por mucho, arreglaré ese problema de una vez. - Se muy bien cuáles son mis pautas, tú debes recordar las tuyas; confórmate con saber que ellos trabajarán con nosotros y solo finiquitaron algunas cosas. - ¿Qué cosas? No puedo creer que te hayas reunido con ellos y no me lo hayas dicho. - No lo hice, ahora no me reclamaras por eso, tengo derecho a llevar cliente a la empresa, debo irme; Adiós. Le cuelga y me observa - ¿Qué sentiste al oírlo? - Me aguante para no responderle unas cuantas verdades, pero lo haré en persona - lo observé más irritado de lo que ya estaba - Se nota que se cree el dueño. - Lo es, no más que tú, tienen los mismos derechos y deberes, el número que le di de acciones es lo que lo hace tomar decisiones cuando yo no puedo, pero no manda más que yo - mejor respiro y me tranquilizó - Ya arreglaré eso. - le doy un beso en la mejilla y me despido. - nos vemos pronto. - Está predispuesto, cuando sepa que el contrato lo manejas tú, no le va a agradar la idea. Mucho menos si se entera de que le atraes. - No le va a agradar verme, lo demás no le va a importar en lo más mínimo, y deja de decir bobadas. Ahora sí me voy, que me dejará el avión. Me despido nuevamente y está vez entrego mi ticket, me dan acceso y veo por última vez a Roberts antes de que se cierre las puertas. En minutos se empieza a desdecir el avión y ya no hay retorno, voy camino a casa y en cuatro horas estoy en mi Estados Unidos, de regreso a la vida que me apartaron. Me sudan las manos, me duele la cabeza de solo pensar en lo que debo enfrentar porqué está guerra no va a hacer nada bonita. ¿Cómo reaccionara el celopata descarado cínico comadreja de mi esposo cuando me vea? Recuerdo sus ojos y la primera vez que creí que me miraban con amor. Flashback Estaba en mi despacho en la oficina era de noche y aún seguía dibujando un plano para un cliente, todos se habían ido, hasta que lo vi entrar a mi oficina. Le pregunté sobre algunas cosas sin sentido y luego hablé sin parar; algo que hago cuando estoy nerviosa. Él tenía esa capacidad en mí, descontrolarme con solo su presencia tan imponente. - Oye, te estoy hablando ¿Qué si estás de acuerdo con el diseño? Esa es tu área, la arquitectura. - Te estoy escuchando, es asombroso. Estaba tan cerca de mi viendo los planos que podía respirar su fragancia de hombre invadiendo mis sentidos, fue en ese momento que me di cuenta de que esté sentimiento que había nacido en mi iba a hacer muy difícil de arrancar. - Me gusta, podemos hacer algunos cambios, muy mínimos, pero está perfecto. Tienes unas ideas impresionantes - se voltea, y su rostro está invadiendo mi espacio, sus ojos directamente en los míos. Se hizo un silencio extraño por un momento, la tensión se podía palpar en el aire y sus ojos estaban perdidos en mí y yo en los suyos. - Gracias - dije como pude sin alejar mi mirada de la suya, cuando mi cerebro empezó a reaccionar. - Digo la verdad, me gusta lo que veo - no sé si habla de los planos o de mi - tanto que me gustaría hacerlo mío - tragué en seco y reaccione apartándome de él. - Eres el arquitecto, así que tus manos pasarán por él - le señalo el plano y me da esa sonrisa tan pícara. - Eso espero, no quiero a nadie más tocando lo que no debe - dice en un tono más seductor y fuerte. - Estamos hablando del plano, ¿Verdad? - no sé cómo pude preguntar eso, solo me sonríe. - somos compañeros de trabajo y no estaría bien si eso trasciende. - se queda callado. - Claro que hablo del plano ¿De qué más puedo hablar? - su mirada vuelve a mi diseño y está serio. Estúpida, no debí decir nada, que vergüenza, debe estar pensando que me gusta, que quiero algo con él y muchas locuras más. Qué son ciertas, pero no debe saberlo. - Ahora quién no escucha - le escucho decir observándome. - Es que... Pensaba en que más podría agregar o modificar para que esté perfecto. - Así está perfecto, el cliente va a estar feliz, si me permites yo hago el resto. - Está bien, espero le guste al cliente. - Le va a gustar. Ya es tarde, termina mañana, te sigo a tu casa. - No es necesario, aún debo revisar unos documentos, pero gracias. - Ariel, los documentos no van a dejar de estar ahí, ya es tarde. Es hora de descansar ese cerebro. - El nunca descansa, se le hace imposible. - Te invito a cenar, tal vez lo distraiga y algo debes comer. No, después de esta vergüenza lo mínimo que quiero es estar en su mismo espacio. - En otro momento te acepto la cena, hoy estoy ocupada, pero no te retrases por mí. Me mira, esa mirada era diferente, era la primera vez que sentía que me desnudaba con ella y yo, encantada. Aparto mi mirada y vuelvo a mis planos. - Está bien, Ariel, no voy a insistir - se acerca nuevamente invadiendo mi espacio, susurrándome al oído: - está vez. Cierra con un beso en mi mejilla. Flashback. Qué tonta fui, me descubrí yo solita dándole la oportunidad de que se aprovechará de mí. ¿Cómo pasamos a juegos de palabras y miradas, ha esa mirada de odio? ¿Qué te hizo mirarme así o solo fue un disfraz para engañarme? - Ya veremos, pero por el motivo que haya sido; lo que me hiciste lo vas a pagar caro.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD