Capítulo 1- Ariel Cantillo
Podía ver la lluvia caer, oler la humedad, sentir el frío de la noche, apreciar la luz de la ciudad y escuchar la voz cálida del hombre que ha sido como mi hermano desde que era pequeña; y aun así me sentía vacía, perdida, herida, abandonada; con mucho rencor y rabia dentro de mí.
Yo solía ser una mujer valiente, decidida, fuerte, cuidadosa, inteligente, orgullosa, exitosa y poderosa. Lo tenía todo, un padre que siempre me enseñó a pelear por mis sueños, un padrino que era mi ángel protector, una amiga que era mi consciencia, un amigo que era mi talón de Aquiles y un esposo maravilloso que se supone era el amor de mi vida, mi otra mitad. Ahora no tengo nada, excepto a mí misma, lo que me enseño mi padre y lo que he aprendido de la universidad de la vida.
Hace casi tres años estaba en la cima del éxito tanto en lo profesional como en mi vida personal, no me cambiaba por nadie, estaba viendo todos mis sueños hechos realidad. En el gremio de ingeniería y arquitectura reconocían mi trabajo, mi nombre y mi empresa; tanto nacional como internacionalmente, los clientes se peleaban por estar con nosotros, económicamente estábamos en ascenso y muy cómodos; en mi vida personal todo el mundo admiraba y envidiaba mi hermoso matrimonio; nos caracterizaba, la confianza, la complicidad, sobre todo el amor. Aunque en realidad lo que yo pensaba, era que deseaban al gran hombre guapo, fuerte, varonil, elegante, de ciento ochenta y ocho centímetros de estatura, de ojos azules, cabello castaño oscuro, rasgos duros, piel blanca con sonrisa seductora y voz gruesa y sexy.
El hombre que volvería loca a todas las mujeres. Sensible, dócil, trabajador, inteligente, divertido, deportista y con un sentido de honor, honestidad y lealtad incuestionable, – me río de solo pensarlo – que insensatez, cada vez que recuerdo, no puedo entender como pude ser tan ciega y dejarme engañar de esa manera; yo que siempre fui desconfiada, precavida, perfeccionista y organizada en todo. Él y sus amigos tenían razón cuando me decían: - “en los negocios y sus enemigos, es cruel, despiadado y sin una mínima chispa de compasión”.
Algo que no podía negar, lo vi muchas veces haciendo negocios, después de todo trabajábamos juntos; admiraba esa capacidad de envolver y al mismo tiempo ser duro e incuestionable con los clientes y colegas. Creía que yo era la única que tenía esa capacidad, pero con la diferencia que yo usaba la triada de “S” (sonrisa, soberbia y sarcasmo), algo que él odiaba y amaba de mí; porque decía que esos era mis mejores cualidades en los negocios además de mi inteligencia y astucia; asimismo era mi defecto en lo personal porque cuando lo usaba no era agradable para los que me rodeaban; o, mejor dicho; a sus amigos y a él no le agradaban cuando los empleaba en ellos.
Siempre fui una mujer que nunca se calló lo que pensaba o sentía, sin embargo, era cuidadosa con mis palabras, y cuando no usaba mis palabras mis facies respondían por mí. Roberts Amaya, quien era mi padrino y el mejor amigo de mi papá, solía decirme: - “no sé qué es peor, que te expreses con palabras o con las facciones de tu rostro” – a mí me daba lo mismo, igual decía lo que pensaba; hasta que conocí a mi esposo; y no me di cuenta, si no hasta que fue muy tarde lo mucho que había cambiado por él.
Mi papá solía decirme desde muy pequeña: “El amor es como una semilla de un árbol; lo siembras y a medida que lo vas regando con veneración va creciendo; hasta convertirse en aquel sueño que su dueño desea; pero si el árbol se vuelve más grande, fuerte y brilla por sí solo siempre habrá alguien que buscará la manera de destruirlo después de quitarle sus frutos”.
Sabía que papá lo decía por mi madre. Papá estudiaba en la misma facultad de ingeniería civil, y mamá estudiaba tres semestres menos en arquitectura, se enamoraron y en el último semestre de mi padre por un descuido nací yo; algo que a mi madre no le cayó nada en gracia al igual que a mis abuelos maternos, sin embargo papá la amaba tanto que dejo sus estudios para trabajar, mantener a la familia y pagar los últimos semestres de estudio que le faltaban a mi madre; luego cuando ella tuviera su título y empezará a trabajar papá terminaría sus estudios y ambos serian grandiosos, algo que no sucedió. Resulta que al graduarse la señora recibió varias ofertas de trabajo que no podía rechazar y en uno de esos proyectos mi padre la ayudo para conseguir el puesto y así él podría volver a su último semestre de ingeniería. Obviamente consiguió el trabajo destacándose entre las mejores, pero lo que papá no esperaba era que la señora haría sus maletas y nos abandonaría después de todo lo que papá hizo por ella.
Sus profesores y compañeros consideraban que dejar sus estudios era un sacrilegio porque mi papá era un arquitecto nato e innato; sus ideas, su manera de ver la vida a través de las obras era impresionante; algo que heredé de él o eso dice mi padrino, porque según mi padre yo soy mucho mejor de lo que era él.
Trabajo con uno de sus antiguos profesores de la universidad que siempre lo animaba a terminar sus estudios, pero él tenía una prioridad. Yo. Mientras papá trabajaba con grandes ingenieros, supervisando sus obras, dando ideas, iba ahorrando dinero para mis estudios y para que viviéramos bien.
No éramos una familia de dinero, pero gracias a Dios nunca nos faltó nada. Cómo él decía "si haces las cosas bien y con amor, además sabes que eres bueno en tu trabajo; siempre recibirás una buena recompensa". Roberts que era un gran ingeniero civil lo convenció para que montara su propia empresa con los ahorros que tenía, que trabajaran juntos, pero sin un título papá no podía, el prometió ayudarlo, pero lamentablemente unos años después que logro convencerlo el murió en un horrible accidente en una de sus obras. Y papá murió un año después, no sin antes verme graduada de arquitecta y darme como regalo una pequeña empresa registrada como “ArT-Cantillo” donde dejo gran parte de sus ahorros para que fuera mi propia dueña.
Por ese motivo, esa frase siempre me ha caracterizado. Si quería algo lo sembraba, lo regaba con mucho amor y dedicación hasta ver sus frutos; lo usaba en mis proyectos y en mis relaciones personales. Hice crecer mi pequeña empresa con la ayuda de mi padre, mis mejores amigos Paula Vilema una gran arquitecta especializada en paisajes y Henry Macht un excelente abogado. Además de mi ángel protector, Roberts Amaya, el hijo mayor de mi padrino, quién se toma muy enserio el papel de hermano mayor.
Un gran ingeniero civil quién heredó el don de su padre, y me ayudo a crecer dándome grandes proyectos y presentándome a grandes clientes nacionales e internaciones, entre ellos mi amado esposo – qué desgracia – algo que nunca pensé decir hasta hace dos año y nueve meses.
- ¿Me estas escuchando? – observo a ese gran hombre de cuarenta años que no se ve nada mal para su edad. - ¿Por qué me miras de esa manera?
- Pensaba que no te ves nada mal para tener cuarenta años.
- ¿Qué? – lleva sus manos a la cabeza, sé que esta frustrado y preocupado por mí. – ahora ¿Por qué te ríes?
- Es tierno que aun haya alguien que se preocupe por mí – se acerca sentándose a mi lado.
- Siempre me voy a preocupar por ti, y me siento impotente, con mucha rabia por no haber indagado más en lo sucedido y haberle creído a todos lo que me dijeron de ti. Me siento culpable, no hice bien mi trabajo, no te cuide.
- No eres culpable de nada, ¿quién podría creer que mi amado esposo y sus amigos me harían algo así?
- Nuestros padres deben estar muy decepcionados de mí.
- Si es por eso. No pueden estar más decepcionados de ti de lo que pueden estar de mí; por lo estúpida que fui.
- No digas eso.
- Yo creía que era la dueña de un árbol que alimentaba con mucho amor y resultó que el árbol era yo. El árbol que destruyeron después de quitarle sus frutos. – que decepcionado debe estar mi padre, después de todo tuvimos la misma historia.
- No es cierto. – lo observo con su mirada en la lluvia – un árbol se puede cortar, pero sus raíces siempre van a estar ahí; y cuando se arrancan de raíz se terminan convirtiendo en varias cosas maravillosas.
- No me digas.
- No me mires así y no te burles. De un árbol se pueden obtener hermosas rosas, frutas, alimentos, sombra, oxigeno, protección de olores, del suelo y del agua; también nos brindan confort y nos dan una hermosa vista e incluso logras desarrollar destreza física si los trepas, tanto a animales como a los humanos, entre muchas cosas más.
- A mí se me ha rebatado mis atributos.
- Un árbol no muere, se transforma – ¿Qué? – puedes arrancar un árbol, pero siempre tendrá sus raíces para volver a renacer.
- ¿Y si lo han arrancado de raíz?
- No termina ahí. De un árbol nace los silviquímicos como los aceites, acetatos, barnices, base de pintura, biocombustibles, carbón, desinfectantes, citronela, colorantes, goma, gas, jabones, detergentes, perfumes, papel, rayón, repelentes, madera con las que se pueden hacer miles de cosas (instrumentos musicales, material de construcciones, artesanía, piso, barcos, etc.) y si te parece poco de sus raíces pueden sacar medicamentos para cualquier enfermedad.
- Ya te entendí. El árbol al morir se multiplica en belleza, cambia su utilidad.
- Exactamente. – toma mis manos mirándome directamente a los ojos – pudieron cortar tu tronco, pero tus raíces están ahí; y no solo eso, te han transformado en miles de cosas más en las cuales sigues brillando.
- Es muy lindo lo que dices.
- Ariel, mírame – levanto mi mirada y me mira con tanta cautela, ni él sabe que esperar de mí. – siempre has sido una mujer que no se rinde, otra en tu lugar después de vivir lo que tu pasaste se hubiera dejado vencer y aquí estas, en menos de ocho meses has recuperado tu confianza, tu honor, tu carrera.
- Por algo debía empezar después de un poco más de dos años, en el infierno donde me dejo mi esposo y tu mejor amigo.
- Ya no es mi amigo, dejo de serlo el día que me llamaste para decirme donde estabas y contarme lo que sucedió, pero es algo que sigo sin entender; no parece algo que hiciera él.
- Si yo no hubiera sido la victima tampoco lo creería - respira profundo, mirando de un lado al otro.
Cuando más feliz, cuando no me cambiaba por nadie, mi vida se cambió. He vivido un infierno en dónde mi mente buscaba la respuesta por haber sido tan tonta, por haberme dejado engañar por todos, por dejarme llevar por mis emociones, por sentirme culpable. Dos años que mi vida se convirtió en pena, decepción, tristeza; me convertí en una mujer que desconocía por completo, estaba destrozada, humillada, sin fuerza ni voluntad, un fantasma sin esperanza; de la Ariel Cantillo que un día fui no quedaba nada, solo un despojo; en eso me convirtió el que juro ante Dios cuidarme y estar conmigo siempre, el supuesto amor de mi vida, el amor que el día de hoy solo es odio, resentimientos y un gran sentimiento de venganza.
Hace ocho meses por un accidente del destino en el cual salí privilegiada, mi esperanza volvió por una sola motivación que fue lo que logro que me mantuviera viva. Por eso busqué a la única persona en la vida que nunca me dio la espalda, Roberts, y me ayudo a recoger los pedazos de mí que aún conservaba, me recordó quién soy, de donde vengo, lo que tengo y lo que quiero.
Y lo que quiero, es recuperar lo que me han quitado.
- ¿Qué debo hacer para que cambies de opinión y olvides esa loca idea de regresar?
- Nada. Es una decisión tomada – tengo todo planeado desde hace meses, antes de salir de ese horrible lugar donde me enterraron en vida.
- ¿Segura quieres hacer esto? Podemos buscar otros recursos legales, la ley te respalda.
- Lo sé, ya me asesoré con un buen abogado, el mejor. Sé lo que debo hacer.
- Puedes evitar verlos, con lo que te corresponde del divorcio podrías volver a montar tu empresa lejos de ellos.
- No - se lleva sus manos a la cabeza con frustración - esa empresa es mía, la funde desde cero, mi padre me la dio para hacerla crecer, la trabaje, la ame, es mía y no se la voy a dejar a nadie.
Logre convertir mi empresa en una de las mejores constructoras de ingeniería y arquitectura en el país, me llevo tres años hacerla reconocida a nivel nacional para luego expandirme. Nunca pensé en asociarme, papá decía "si peleas por tener algo tuyo, eso debe ser tuyo y de nadie más", pero Roberts me convenció de darle un pequeño porcentaje de mi empresa para poder extenderme en el exterior, y no lo lamento, me ayudó a crecer internacionalmente y nunca se ha metido en mis asuntos en la empresa. El solo participa en las juntas y da su opinión, pero las decisiones son solo mías, eso fue lo que me hizo aceptar está sociedad.
Hasta que cometí la estupidez más grande de mi vida; enamorarme. Me enamore como una tonta del hombre que consideraba perfecto, en mala hora se me ocurrió la tonta idea de regalarle en el primer año de aniversario de bodas algunas acciones de mi empresa, que lo convertían no solo en mi socio sino el segundo frente o rostro de la empresa después de mí. Una estupidez de una chica de veinte siete años, algo que les sorprendió mucho a todos.
- Eso es arriesgarte nuevamente a que te hagan daño.
- Ahora es diferente, no soy la misma confiada, dulce e ingenua de antes; ahora puedo ver quiénes son cada uno, y tengo una ventaja - me mira con precaución - conozco sus secretos. Lo bueno de que te crean idiota es que te cuentan todo, y lo que ignoro, igual lo descubro.
- Me parece un riesgo innecesario, puedes quedarte aquí lejos de ellos, mira lo que has conseguido en meses, un gran proyecto con grandes constructoras, en un país completamente diferente y sobre todo a miles de millas de distancia entre tú y él. - lo observo molesta - no me niegues que es por él por lo que regresas.
- No lo niego, quiero destruirlo como él lo hizo conmigo, quiero que cada día de su vida llore, se desespere y se enloquezca como lo hice yo durante doce meses y tres semanas. Que cuando me vea, tiemble, quiero verlo de rodillas ante mí junto a sus amigos, pidiendo clemencia – la cual no pienso tener.
- ¿Has pensado que con esta venganza puedes salir lastimada?
- Ya no pueden hacerme nada que me lastime, me destrozaron y ahora llego mi turno. Y bien lo dijiste; aún tengo mis raíces y me han transformado – lo que no se aun si es para bien o para mal.
- No quiero que te lastimen, me preocupa.
- ¿Me apoyas o no?
- Sabes que sí, Ariel. Soy tus ojos, oídos y voz en esa empresa, te apoyare en todas tus locuras.
- Te lo agradezco, sé que has tenido que disimular ante ellos, y ocultar lo que sabes, ignorando sus llamadas, incluso tu presencia en la empresa y en la junta.
- Mi lealtad es contigo, él era mi amigo, pero lo que ha hecho no se lo puedo perdonar. Además, si los veo no creo resistirme y lo mato a golpes.
- Yo tampoco puedo perdonarlo.
- ¿Sabes en quién puedes confiar?
- Ya no confió en nadie, excepto en mí misma, pero esta vez me garantizare en quién puedo y no confiar.
- Tus amigos siguen en la empresa, y sé que te apoyarían al hablarles. Además, yo estaría más cómodo.
- La vida me ha enseño que la gente puede aparentar ser alguien que no es, solo para conseguir su objetivo. Y en un año y ocho meses pueden cambiar muchas cosas.
- ¿Crees que tus amigos te pudieron traicionar? Estamos hablando de Paula y Henry.
- No, pero no puedo meter mis manos al fuego por ellos, ni por nadie. Ya viste, hubiera jurado “que mi alma gemela” me amaba y jamás se atrevería a lastimarme - ahora me río de esa estupidez – y mira en lo que me convirtió.
- Insisto que deberías quedarte aquí, Canadá es un país maravilloso para ti.
- No lo niego, la ciudad, la comida, las personas, todo es perfecto. Incluso me hizo renacer de los escombros, esté país me vio nacer de nuevo.
- Quédate aquí, los inversionistas estarían felices de tenerte por completo a su disposición.
- Puedo volver cuando destruya a todos mis grandes amigos y exesposo – sonrió y puede notar mi burla – Roberts, la cobardía no es algo que practico, el miedo no me caracteriza y mi sangre está hirviendo de rabia que suprime cualquier jindama que me embargue. Estaré bien.
- Ya puedo verlo, te escucho y no te conozco.
- Uno puede ser sumiso, dulce, tierno e indefenso, pero cuando te ataca; es ahí cuando el demonio que se lleva por dentro sale a la luz.
Mira hacia mi maleta y luego hacia mí negando con un gesto que no está de acuerdo con esta decisión, pero ya está decidido.
- ¿Cuándo viajas?
- Mañana – me mira asombrado, no esperaba que fuera tan pronto.
- Te haré una pregunta - se acerca y toma mis manos - ¿Sigues enamorada de él? Si es así, esto va a salir muy mal y no lo digo por él, sino por ti.
- ¿Cómo podría seguir amando a alguien que me ha destrozado? Sería una idiota.
- Ariel, estas hablando de rabia y resentimiento, pero no lo has visto en dos años ¿Qué crees que sentirás o sucederá cuando lo veas? - me he hecho esa pregunta muchas veces.
- Lo sabré cuando suceda, sin embargo, no cambia nada mis planes.
Mira hacia la mesa donde está un par de carpetas con documentos de la empresa.
- Revisa el contrato de tu empresa en Chicago y verifica las cláusulas que desees.
- Ned y Gisil deben estar confundidos con este contrato.
- Aun no - lo observo sin entender - el contrato se enviará mañana, quería que estuvieras decidida con lo del viaje, querrán saber quién, "los contacto".
- Ellos siempre mencionaban que deseaban hacer negocios con los Wright, una familia muy influyente en el país, pero siempre se le escapaba la oportunidad.
- Ahora vienes tú cerrando una vez más, el mejor contrato de tu empresa después del proyecto más exitoso que hiciste en Brasil hace tres años.
- Ese viaje fue el que me llevó a la vida que tengo ahora, él tenía razón, ese proyecto iba a hacer mi desgracia.
- No lo mires de esa forma - ¿Cómo lo puedo mirar? - piensa que te hizo más exitosa y la mujer más buscada en el gremio de la ingeniería y arquitectura, que te añoran, sobre todo te demostró el rostro de son las personas que te rodean; el proyecto que hiciste no tuvo nada que ver con lo que ellos te hicieron, solo fue una gran excusa para llegar a su objetivo.
- Una linda manera de romper el nudo de la venda que me colocaron en los ojos. Voy a hacer otro proyecto igual y les p**o a ellos de la misma manera ¿Qué te parece?
- Tú y ese hermoso sarcasmo que te caracteriza.
Me abraza dándome un abrazo que necesitaba y un beso en la frente - te extrañare. Mañana te pasa a buscar para llevarte al aeropuerto.
- Aquí te esperaré. No llegues, tarde e igual viajare por si tienes pensado hacer algo para retrasar mi viaje.
Roberts se va dejándome con todos mis sentimientos a flor de piel; miles de preguntas y una gran ansiedad.
- ¿Sigo amándolo o no? ¿Quién podría dudar de que este sentimiento murió hace años al saber lo que me hizo?
Ariel, debes ser fuerte. Nada puede sacarte de tu objetivo. Debes descubrir qué sucedió ese día, tienes que lograr entender que hiciste para que te mirara y te tratará de esa forma.
Veo una foto en su cuenta de la empresa, sigue viéndose guapo, pero ahora se dejó barba, está más musculoso y esa sonrisa de pícaro.
- ¿Quién te viera? Gozando de tú libertad mientras a tú esposa la haces pasar por loca y muerta. Solo eres una fachada.
"Un envoltorio puede ser atractivo, pero sigue siendo la fachada externa, lo que importa es lo que oculta. Ahí está el verdadero valor".
- Resultó que tú envoltura es muy hermosa, pero tú interior no vale nada. Me supiste engañar, me traicionaste después de tanto amor que te di.
Recuerdo que cuando lo vi por primera vez, quede sin palabras, era uno de los hombres más guapos que había visto, pero lo que más me impresiono, fue su voz gruesa, varonil, seductora unida a un olor de hombre sexy impresionante; luego me cautivo su inteligencia, metas, éxitos, elegancia y caballerosidad.
Nos conocimos en un congreso en Canadá; Roberts me lo presento; habían hechos grandes trabajos juntos y él quería expandir su nombre afuera de España y Noruega, que es donde se ubicaban. Él buscaba un país que le ofreciera grandes oportunidades en Latinoamérica, Chicago le daba eso; y se instaló en el país con mi ayuda, le presente a los mejores ingenieros y arquitectos, así como clientes. Nos fuimos conociendo y cuando vine a darme cuenta ya estaba enamorada de este hombre y era correspondida, o eso creía yo, después de un año nos casamos.
- Creí que me amabas como yo a ti, dijiste que sin mi tu vida no tenía sentido, que era lo más hermoso que tenía tu vida. Mentiroso, me utilizaste para quitarme todo, destruirme y matarme en vida.
Te equivocaste amor mío, porque soy Ariel Cantillo y ahora seré yo quien te demuestre que tan cruel puedo ser.