Al bajar en la estación lo hago no sin antes asegurarme que no hay alguien siguiéndome. No tardó en llegar al conjunto residencial donde vivo. Subo al elevador ignorando a algunos residentes que me miran con curiosidad y es cuando recuerdo que aún llevo puesto el uniforme del hospital. Cuando llego al sexto piso siento que mi corazón está a punto de salirse por la boca. Al detenerme frente la puerta del departamento respiro tratando de recobrar el aliento y abro lentamente. —¿Mamá? —Llamo cundo entro al departamento solitario. Avanzo con cautela por el lugar y tomo el pasillo hasta la habitación solo para encontrarla destruida y mi peor pesadilla hecha realidad. —¡Mamá! En el piso de la habitación yace mi madre apenas consciente mientras se sostiene el estómago y la sangre se filt