LA PROMETIDA DE CALLUM

1687 Words
El sonido de la alarma despierta a Lana, que se mueve, desperezándose, moviendo sus manos de un lado a otro, sintiendo que toca algo muy diferente a una almohada. Baja su mano, aún medio dormida, intentando palpar aquello que toca, hasta que un bulto se posa en su mano. —¿Qué es esto? —piensa de inmediato. De pronto, cae en cuenta de la situación, recordando con quién está durmiendo, y abre rápidamente los ojos, viendo su mano en el pene de Callum, con su pierna atravesada sobre él, y se aleja de inmediato. —¡Carajo! —Se levanta de la cama y sale corriendo al baño, completamente ruborizada. —¡Qué horror! ¡Soy una acosadora! —Dice juzgándose a sí misma, mientras se mira al espejo, y se lava la cara con abundante agua. —Prácticamente, manosee a un hombre. ¿Pero qué carajos estás haciendo Lana? —Se da varios golpecitos en la cabeza con la palma de su mano. —¿Por qué tienes que dormir así? ¿Acaso creíste que él era una almohada? ¡Dios! Esto no puede volver a pasar. De ahora en adelante dormiré en el sofá. —Se promete la chica que toma un baño y se prepara para ir a desayunar. Apenas sale del vestidor, observa a Callum que tiene los ojos abiertos. —¿Qué? ¿Por qué me miras de esa manera? Estás vestido, y no fue a propósito. —Le dice, sintiendo de cierta manera una mirada acusadora del hombre, que ni siquiera pestañeaba. —¡Vaya! Ahora no solo soy una acosadora, también me estoy volviendo loca. Estoy hablando con alguien que ni siquiera tiene conciencia. —Afirma, después de liberar un largo suspiro y sale de la habitación. … Después de tomar un rico desayuno, parece satisfecha, hasta que la señora Shallow aparece para preguntarle por su esposo. —Señora, ¿cómo está el señor? ¿Ya está listo? —¿Con listo se refiere a qué? —Bañado… Cambiado… Pensé que pediría mi ayuda. —¡¡¡Ahhhhh!!! Eso… No, lo dejé dormir un poco más. ¡Parecía cansado! —Se refiere a él, de forma tan natural, que la señora Shallow no puede aguantar la risa. —Pero qué ocurrente. Vamos, la ayudaré. —Está bien. —Afirma no muy animada, y apenas suben, empiezan a quitarle la pijama, y Lana se empieza a sentir muy incómoda. La señora Shallow se da cuenta, pero no lo entiende, ya que anteriormente ya lo había hecho, y ni parecía molestarle. —Creo que deberíamos llamar a la enfermera, algunas de sus heridas en la espalda están supurando. —Sugiere la señora Shallow que con ayuda de Lana, lo gira un poco, para sacarle la camisa. —Sí, yo también lo creo. —Comenta. —Muy bien. Entonces, termínelo de desvestir, señora, mientras yo me comunico con la enfermera. Sonríe con disimulo Lana, que se queda sola con su esposo nuevamente. —Tranquila Lana, para eso te casaste, para ayudarlo. Olvídate del error de esta mañana. —Se dice a sí misma, toma una bocanada de aire, y empieza a quitarle los pantalones. —A ver, señor, O’Sullivan, a portarse bien. —Le dice, mientras termina de sacarle los pantalones del pijama, cuando de pronto, una mujer muy guapa que jamás había visto irrumpe en la habitación, dejándola completamente inmóvil por la sorpresa. —¿Pero qué crees qué haces? ¡Quítale las manos de encima a mi Callum! —Entra y aparta las manos de Lana de los pies de Callum. —¿Eh? ¡Lo siento! Yo solo estaba ayudándo. —Dice —¡No lo toques! No lo vuelvas a tocar. ¿Quién te crees qué eres? ¡Largo de aquí! —Señala con firmeza hacia la puerta para que se vaya. —¿Disculpa? —¿Acaso eres sorda? Te dije que te fueras. —No soy sorda, y tampoco me iré. —Lana se cruza de brazos y la mira de forma retadora. —¿Pero qué te has creído para contestarme así? ¿Acaso no sabes quién soy yo? —No, ni tampoco me interesa. —Mira muchachita, más te vale que te vayas o llamaré a Clemencia para que ahora mismo te despida. Estoy cansada de decirle que no es necesario que contrate más gente, que yo misma me haré cargo de Callum. ¡No entiendo por qué es tan terca, esa mujer! —Esto último lo comenta entre dientes. —¿Despedirme? ¡Yo no trabajo aquí! —¿Cómo? Eso es aún peor… estás aquí sin permiso ¡¡AUXILIO!! ¡¡CLAUS!! —Empieza a gritar como loca y de inmediato aparece uno de los guardaespaldas que siempre está en la casa. —Dígame, señorita, ¿pasa algo? —Le pregunta a la mujer. Mientras observa en todas las direcciones. —Sí, pasa que esta mujer estaba aquí sola con Callum. Cuando entre, la encontré desvistiéndolo, quién sabe con qué intenciones. Seguramente quería terminar con su vida. —¿¡Que!? ¿Pero qué está diciendo? ¿Acaso se enloqueció? —Refuta muy enojada Lana, que no puede creer la imaginación de esa mujer. —Yo solo digo lo que vi. Vamos, sácala de una vez Claus. —Es que no puedo. —Afirma el hombre que se veía incómodo. —¿Cómo que no puedes? Te estoy dando una orden. —¿Y quién eres tú para dar órdenes? —Interviene con vehemencia Lana, que notó cómo las cosas estaban cambiando a su favor. —¿Disculpa mocosa? Soy Kristen Doms, la prometida de Callum. Lana, que sonríe con malicia, se acerca a la mujer y le ofrece su mano, mientras el guardaespaldas, que se nota bastante incómodo, sale y va por la señora Shallow. —Pues mucho gusto Kristen Doms, yo soy Lana Thomas, y mira qué curioso. Tú eres su prometida, y yo soy su esposa. —Comenta con malicia, para hacer explotar de ira a aquella mujer tan desagradable. —¿¡Qué!? —De inmediato se le cae la mandíbula a la mujer de lo abierta que tenía la boca por la sorpresa. La señora Shallow que entra, saluda de muy mala gana a Kristen. —Señorita, no esperaba verla. Tenía entendido que la señora Clemencia, le había pedido que se alejara del señor por un tiempo, para que no descuidara el arduo trabajo que le supone la empresa. —¿Es cierto? —Pregunta la mujer, omitiendo todo lo que la señora Shallow le había dicho, y Lana, que aún permanecía con su mano extendida, la baja lentamente. —¡Pero que mal educada! —Dice entre dientes. —¿Qué? —Le pregunta la señora Shallow a Kristen. —¿Qué ella es la esposa de Callum? —Señala a Lana —Sí. Es cierto. Mi señor, y la señora Lana, están recién casados. —¿Y por qué yo no sabía nada? ¿Cómo es esto posible? Callum no puede estar casado. Esto debe ser obra de la bruja de Clemencia. Seguramente por eso me pidió que dejara de visitar a Callum. Dime… —Se dirige esta vez a Lana. —¿Por cuánto dinero te compro Clemencia O’Sullivan para que te casaras con alguien en ese estado? —Por el dinero que evidentemente tú no vales. —Contesta la muchacha ya cabreada de la actitud de Kristen. —Maldita interesada, te voy a enseñar cuál es tu lugar. —Se acerca la mujer, dispuesta a golpear a Lana, pero la señora Shallow se interpone en su camino. —¡Señorita Kristen, le pido que por favor guarde la compostura! —Gracias, señora Shallow, pero no es necesario que me defienda. Le aseguro que si la señorita Kristen se atreve a pegarme, mis manos están listas para devolverle el golpe. Que no crea, que puede venir aquí a hacer lo que se le pegue la gana. —¡Ja! Te crees, es la gran cosa porque ahora eres la esposa de Callum, pero no eres nada. Estoy segura de que si Callum estuviera bien, jamás se fijaría en alguien como tú. —Gira sobre sus tacones y sale furiosa. —¡Claus! —Grita la señora Shallow y el guardaespaldas entra. —Dígame… —Por favor, asegúrate de que la señorita Kristen se vaya, y dile al personal que nunca más la vuelvan a dejar entrar sin ser anunciada. —Si señora. —Se va el hombre y la señora Shallow mira con vergüenza a Lana. —¿Estás bien querida? Lamento el mal rato que te ha hecho pasar. —No se preocupe. No soy alguien que se deje humillar de cualquiera, y menos de una mujer tan grosera. —Lo siento. —Ya le dije que no se preocupara. En todo caso, la que debería preocuparme sería yo, apenas y llevo un par de días aquí, y ya he hecho una enemiga. —Para nada, es solo que la señorita Kristen siempre ha estado enamorado de mi señor. Aunque no me cae muy bien, no imagino lo difícil que debió ser para ella enterarse de que el amor de su vida se ha casado con otra mujer. —Señora Shallow, ¿puedo hacerle una pregunta? —Sí, por supuesto. ¿Qué quieres saber? —¿Por qué la señora Clemencia me eligió a mí para ser la esposa de Callum, si tenía a una candidata como Kristen que está enamorada de él, y era su prometida? —¿Prometida? ¿Quién te ha dicho esa mentira? —La misma Kristen. —No es cierto. El señor Callum, jamás se comprometió con ella. Y con respecto a su pregunta, quizás es porque la señora O’Sullivan vio en ti algo que yo también estoy comenzando a ver… —¿Y qué es? —Tu fuerza… —¿Eh? —Además, la señorita Kristen, no es alguien de fiar. Es como una culebra ponzoñosa que haría cualquier cosa por obtener el amor del señor Callum, incluso dañarlo, solo para estar a su lado.
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