Una invitación inesperada

1369 Words
Cuando finalmente llegaron a la ciudad, el cansancio acumulado del viaje y la mezcla de emociones pesaban sobre cada uno. Al bajarse del auto, el grupo se despidió rápidamente, prometiéndose mantener contacto para organizar la presentación del proyecto. Sin embargo, todos sabían que había algo más que el trabajo flotando en el aire, especialmente entre Sofía y Marcos. —Nos vemos mañana para seguir con el proyecto —dijo Marcos, con una sonrisa que parecía encerrar algo más. Sofía asintió, evitando su mirada mientras se aferraba a su mochila. —Sí, claro —respondió, sintiendo de nuevo esa incomodidad en el estómago. ¿Qué esperaba él? ¿Qué esperaba ella? Las preguntas seguían atormentándola mientras caminaba hacia su casa. Clara, por su parte, no dejó pasar la oportunidad de lanzarle una mirada significativa a Sofía antes de despedirse. Estaba ansiosa por saber más detalles, pero no quería presionar a su amiga frente a los chicos. —Cuídate, Sofi —le dijo Clara con u na sonrisa cómplice antes de alejarse junto a Alejandro. Una vez sola en su habitación, Sofía se dejó caer en la cama, observando el techo y repitiendo los momentos del viaje en su cabeza. Las palabras de Marcos resonaban en su mente: "Pídemelo Sofia". Aquella frase había encendido algo en su interior que aún no sabía cómo manejar. Estaba asustada, pero también intrigada. Todo lo que sentía era nuevo y confuso, una mezcla de curiosidad y miedo que la mantenía en vilo. Se cubrió el rostro con las manos, intentando calmarse. Sabía que tenía que concentrarse en el proyecto, pero su mente volvía una y otra vez a Marcos y a lo que había ocurrido la noche anterior. "¿Por qué tiene que ser todo tan complicado?" pensó, sintiéndose abrumada. *** —Entonces, ¿cuál será la estrategia para la presentación? —preguntó Clara, interrumpiendo el tenso silencio que se había formado en el grupo. Marcos fue el primero en hablar, tomando el control de la situación como solía hacer en los proyectos. —Podríamos dividirnos por áreas. Sofía y yo podemos encargarnos de la parte de la investigación sobre los restaurantes, mientras ustedes se encargan de los aspectos culturales. Sofía sintió que su corazón se aceleraba al escuchar que estarían trabajando juntos nuevamente. No podía evitarlo, cada vez que estaba cerca de Marcos, sus emociones se volvían un torbellino. —Sí, está bien —respondió, intentando sonar neutral, pero Clara, siempre observadora, notó la pequeña sonrisa nerviosa que se formaba en sus labios. Mientras organizaban los detalles, Clara intercambió una mirada con Alejandro, como si estuvieran pensando lo mismo: algo estaba pasando entre Marcos y Sofía. Esa misma tarde, cuando estaban terminando de organizar los detalles para la reunión, Marcos sugirió con naturalidad: —¿Qué les parece si nos reunimos en mi casa esta tarde para terminar el proyecto? Antes de que pudiera darse cuenta, Sofía, con el rostro enrojecido, gritó casi sin pensar: —¡NO! — sintiendo las miradas de todos sobre ella. Clara levantó una ceja, sorprendida por la reacción de Sofía, mientras Alejandro trataba de contener una sonrisa divertida. —Descuida —respondió Marcos, claramente sorprendido por la respuesta de Sofía, pero manteniendo la calma con una leve sonrisa—. Mis padres estarán en casa, no te va a pasar nada. Sofía se ruborizó aún más, sintiendo el calor subir por sus mejillas. ¿Por qué había reaccionado de esa manera? No era normal en ella. Claro que no pasaría nada, pero algo en la idea de estar en la casa de Marcos la había hecho entrar en pánico. —Lo siento —dijo con una risa nerviosa, tratando de justificar su reacción—. No sé por qué reaccioné así... está bien, podemos ir a tu casa. Marcos la miró con ternura. —No te preocupes —dijo con suavidad—. Todo estará bien. Sofía asintió, sintiéndose un poco más tranquila, aunque aún con el nudo en el estómago. Era consciente de que no solo se trataba de estar en la casa de Marcos, sino de cómo su presencia la afectaba de una manera que no podía controlar. intentó convencerse de que, al estar acompañados por los demás, todo sería más fácil. Sin embargo, en su interior, una parte de ella quería que, en esa reunión, no solo fuese reunión de trabajo. La tarde llegó rápidamente y, después de unas horas, el grupo se reunió en casa de Marcos. Era una casa grande, con una decoración elegante pero acogedora, y cuando entraron, Sofía se sintió un poco menos intimidada al ver que, tal como Marcos había dicho, sus padres estaban en casa, saludándolos amablemente desde el comedor. Se acomodaron en la sala, esparciendo los materiales del proyecto sobre la mesa. Clara y Alejandro comenzaron a revisar los documentos, hablando sobre los próximos pasos, pero Sofía estaba distraída. Intentaba concentrarse, pero la presencia de Marcos tan cerca de ella la desconcertaba. Él, en cambio, se mantenía casual, como si nada hubiera pasado la noche anterior, y eso la hacía sentir aún más nerviosa. —Sofi, ¿me pasas los datos que recogiste en el restaurante? —preguntó Clara, sacándola de sus pensamientos. —Ah, sí, claro... —Sofía rebuscó en su mochila y le entregó a Clara las hojas que había anotado. Mientras Clara y Alejandro seguían trabajando, Marcos se acercó un poco más a Sofía, inclinándose sobre los papeles, como si estuviera interesado en lo que ella estaba leyendo. —¿Estás bien? —le susurró, con una voz suave que hizo que el corazón de Sofía latiera más rápido. —Sí, sí... solo... estoy un poco distraída —respondió ella, esforzándose por mantener la calma. —Me alegra que hayas venido —dijo Marcos, sin apartar la mirada de los papeles—. La verdad, pensé que después de lo de anoche, no querrías verme por un tiempo. Sofía tragó saliva. Sabía que Marcos tenía razón, había algo entre ellos que la asustaba, pero también la atraía de una manera inexplicable. —No es eso... es solo que... —hizo una pausa, buscando las palabras—. A veces me siento como si estuviera en un lugar que no entiendo. Marcos levantó la vista y la miró, comprendiendo que ella se refería a lo que estaba sintiendo, no solo por él, sino por todo lo que estaba ocurriendo. —Lo entiendo. —Le sonrió—. Y no tienes que apresurarte. Todo a su tiempo, Sofía. Clara y Alejandro se levantaron, recogiendo sus cosas mientras Clara miraba a Sofía y Marcos con una sonrisa traviesa. —Lo lamento, chicos, pero tengo planes para esta noche —dijo Clara, mientras guardaba los papeles. —Oh, yo te llevo —intervino Alejandro rápidamente—. Ya terminamos nuestra parte, de todas formas. Marcos y Sofia seguían revisando los materiales del proyecto, sin prestar demasiada atención a la conversación. —¿Ustedes se reunirán mañana? —preguntó Alejandro, mientras ambos se preparaban para salir. —Por mi parte, prefiero terminar hoy —respondió Marcos sin levantar la vista—. Si quieres, Sofía, déjame lo que resta a mí. Sofía, sabiendo que aún quedaba mucho trabajo por hacer, negó con la cabeza. —Lo lamento, pero no te desharás de mí tan fácilmente —dijo, tratando de sonar ligera, aunque por dentro seguía nerviosa por la cercanía con Marcos. —¿Me estás coqueteando? —preguntó Marcos, levantando una ceja y esbozando una sonrisa juguetona. —¡Ah, no! Yo solo bromeaba —se apresuró a decir Sofía, ruborizándose visiblemente. No estaba acostumbrada a ese tipo de comentarios, y menos de alguien como Marcos. Marcos dejó escapar una carcajada al ver lo sería que se había puesto. —Relájate, Sofi —dijo, aun riendo—. No pasa nada. Clara, que ya estaba en la puerta, lanzó una última mirada hacia Sofía antes de salir. —Nos vemos mañana —dijo, guiñándole un ojo. Cuando la puerta se cerró tras ellos, el silencio reinó entre Sofía y Marcos. —Bueno, ¿seguimos con esto? —dijo Marcos, intentando romper el silencio incómodo, aunque su tono era más relajado, como si no tuviera prisa por acabar el trabajo.
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