Mis ojos estaban hinchados, me estaba mirando al espejo y sabía que el dolor físico lo iba a superar pero el dolor de los acontecimientos de esa noche, no. Luego de la narrativa e ilustrativa historia de Julián, nos quedamos dormidos nuevamente, yo enredada en sus brazos y calor. Algo que no quería que se volviera costumbre, tenía miedo. Pero al mismo tiempo me sentía feliz allí. Sin embargo, mirarme al espejo y ver los golpes, hizo que mi atención se concentrará en los eventos de esa noche. Mi labio estaba partido y mi mejilla un poco roja y un poco morada. ¿Cómo le iba a explicar a Tamy aquello? ¿A Josh? ¿En la oficina? Todo eso y más cosas rondaban por mi cabeza, preguntas, planteamientos, miedos, las cosas inconclusas sobre la paternidad de Julián. Estaba cansada, no quería lidiar