No voy a decir que mis pensamientos pecaminosos no me hicieron imaginarme una tarde de pasión con Damian y su papá, suena loco lo admito, pero si el hijo me hace desear más me imagino que su padre es tremendo en la cama.
Ay, eso me corroe, pues me gustaría saber cuanto sabe complacer a una mujer.
—¿Estás bien? —pregunta Damian.
—Sí, solo que tu mamá… —este entrelaza nuestros dedos.
—Lo sé, mi mamá es así, pero en el fondo es buena.—aclara y solo asiento. Bueno tal vez sea mejor que la mía, pues al menos ella llega para preparar los alimentos que comerán en la cena. La mía solo cuando viene Juan Carlos es que lo hace. ¿Será que el hecho de que él esté a su lado le genera ese deseo inmenso de cocinar? No sé, a mi un hombre me provoca muchas cosas pero no deseo de cocinar. La única hor
