Los pensamientos de Alexander se tornan castaño oscuro, se encuentra en la casa de Zeus intentando hallar una respuesta que lo apacigüe, observa con detenimiento los detalles de la casa, la cual siente fría y opaca. Se pregunta, ¿Por qué Abril también está comenzando a dudar de él, así como los demás? Baja la cabeza, con inquietud por la trayectoria que están tomando sus ideas, mientras aguarda pacientemente por Zeus. —Allí está el joven, señor—indica Rodolf. —Es mi oportunidad Rodolf—advierte Zeus sonriente. —Creo que está siendo muy imprudente, con el muchacho. —Yo sé lo que hago, Rodolf—lo mira y le proyecta una dura mirada antes de salir. Minutos más tarde, entra Zeus a su despacho y se encuentra frente a frente con Alexander, quien se siente un poco avergonzado por todo lo que lo